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30/05/2024 by Instituto Superior de Navegación

Gerard Kremer, alias Mercator y El ignoto Pedro Apiano (Clase 18)

Viene de: La eclosión en la Edad Media y la cartografía del Renacimiento (Clase 17)

Gerard Kremer, alias Mercator

Gemma Frisius, con quien el rey había alcanzado una verdadera amistad, era por entonces un afamado constructor de instrumentos de medición de enorme precisión, además de profesor de la Universidad de Lovaina. De entre sus alumnos, sin lugar a dudas, Gerardus Mercator fue el más célebre y destacado.

Nacido en Flandes el 5 de marzo de 1512, aprendió de su mentor las artes de la construcción de instrumentos de medición, a punto tal que fabricó para el rey una gran cantidad de ellos destinados a las campañas militares. Entre dichos instrumentos podemos destacar un anillo astronómico, un reloj de sol, un cuadrante y algunas brújulas.

Una de sus creaciones más interesantes consistía en dos esferas concéntricas. La central (que representaba a la esfera terrestre), estaba construida en madera y contenía ya un entramado de paralelos y meridianos. La esfera exterior (que representaba a la esfera celeste) era de cristal transparente y llevaba grabadas las distintas constelaciones. Mercator entregó su invención personalmente al rey junto con una serie de instrumentos más, y este lo premió con el título de Imperatorius Domesticus.
Entre sus reproducciones más destacadas Mercator publicó en 1537 un mapa de Palestina, un planisferio en 1538 y un mapa de Flandes en 1540, aunque su obra más emblemática fue un mapamundi editado en 1569 bajo el título “Nova et aucta orbis terrae descriptio ad usam navigantium emendate accomodata”, donde aparece por primera vez su célebre desarrollo cilíndrico. En dicho mapa, las loxodromias aparecen representadas por primera vez en línea recta cortando a los paralelos con igual ángulo.

Para la construcción de su mapa, Mercator utilizó un ábaco mediante el cual proyectó las imágenes con pequeños incrementos sucesivos. Desde luego que, debido a las imperfecciones del sistema gráfico, los errores de la resolución eran de consideración.

Estas imprecisiones fueron detectadas algunos años después por Edward Wrigt (1558 – 1615), quien descubrió la ecuación matemática que relacionaba la distancia al Ecuador con la latitud, para explicar la proyección mercatoriana. Esto hizo que muchos atribuyeran al propio Wright la invención de la proyección cilíndrica. En realidad, recién a partir del cálculo diferencial pudo resolverse definitivamente el problema, siendo un tal J. Wallis quien asumió la tarea algunos años después. Durante los últimos años de vida, Gerardus Mercator se ocupó de construir un enorme compendio de mapas de toda Europa, al que intentaba compilar utilizando por primera vez el vocablo “Atlas”. Lamentablemente, la muerte lo sorprendió el 2 de diciembre de 1592, dejando inconclusa su obra.
Su hijo, Rumold Mercator, sería el encargado de terminar lo comenzado por su padre en 1595.

El ignoto Pedro Apiano

La devoción por la cartografía de Carlos V no sólo se remitía a su predilección por Mercator, sino que además mantenía relación frecuente con otros cartógrafos de la época. Entre ellos, Pedro Apiano aparece como uno de los más relevantes.

Nacido en Leisnig (Sajonia) el 16 de abril de 1495, fue un reconocido cosmógrafo que, al igual que la mayoría de los pensadores del renacimiento, abrazó múltiples actividades científicas. A pesar de haber escrito gran cantidad de tratados sobre cosmografía, su obra se hizo célebre a partir de la publicación en 1540 de su “Astronomicum Caesarium”. Este libro, considerado como el más espectacular del siglo XVI, fue editado a instancias del rey, quien le concedió el derecho de imprimirlo junto a sus otras obras. El tratado en cuestión era un voluminoso compendio sobre todos los movimientos de los cuerpos celestes, eclipses, uso del calendario, etc. Pedro Apiano falleció el 21 de abril de 1522.

Continua en: El Compás de Navegación (Clase 19)

Darío G. Fernández
Director del ISNDF

Si desea realizar el curso de patrón de yate completo en nuestro instituto, puede contactarse con nosotros a través de nuestro teléfono Cel. (011) 15 5644-2888, o bien vía mail a secretaria@isndf.com.ar
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30/05/2024 by Instituto Superior de Navegación

La eclosión en la Edad Media y la cartografía del Renacimiento (Clase 17)

Viene de: El retroceso medieval (Clase 16)

La eclosión en la Edad Media

Si ningún lugar a dudas, la obra de Al Idrisi influyó de manera determinante en la cartografía de los años venideros. En tal sentido, y casi en las postrimerías de la Edad Media, comienza a surgir en Europa una nueva manifestación de la cartografía de la época: las cartas marinas, también conocidas como “portulanos”. Si bien no se puede determinar a ciencia cierta dónde comienzan sus orígenes, se presume que los más antiguos datan del siglo XIII. Los portulanos, utilizados mayormente en navegaciones de cabotaje, presentan una característica que los diferencia de las cartas o mapamundis de la época: traían representada la rosa de los vientos, en una señal inequívoca de la utilización de la brújula en navegación. La forma de representar los rumbos en dichas cartas se basaba en un entramado de líneas que entrecruzaban todo el mapa, formando una especie de telaraña a la que denominaban “ombligo”, cuyas líneas partían de las rosas de los vientos antes mencionadas.

Entre los portulanos más conocidos podemos citar el Atlas de Cresques, una representación del mar Mediterráneo que data del año 1375.

Existen dos grandes grupos entre los que pueden clasificarse los portulanos: italianos y españoles. La característica que los diferencia reside en que los portulanos italianos representaban solamente el perímetro continental, mientras que los españoles extendían sus gráficos a las zonas terrestres. Era frecuente encontrar en los portulanos españoles la representación no solo de ríos interiores, sino también de relieves propios del terreno e incluso detalles de las ciudades más importantes.

La diferencia más concluyente tanto en los métodos de navegación como en la cartografía de la Edad Media, está dada sin lugar a dudas por la utilización de la brújula. Si bien se presume que esta ya era utilizada en la China en el siglo IX, su aplicación en el mar parece demorarse hasta comienzos del siglo XIII.

La cartografía del Renacimiento

No caben dudas que la revolución definitiva de los métodos de navegación se produce a partir de las expediciones tanto de portugueses como de españoles al nuevo continente. Esto responde indudablemente a los intereses políticos y económicos que ambos países depositaban en las nuevas tierras. De aquí que los gobiernos europeos se abocaran a la tarea de financiar todo tipo de expediciones y se comenzara a considerar a la cartografía como una poderosa herramienta de índole política y comercial. Esto, que tiene su origen en España y Portugal, rápidamente se extendió a países como Francia, Inglaterra y Alemania. En ese sentido, el Rey Carlos V puede ser considerado como uno de los grandes impulsores de la cartografía de Europa. Consciente de su valor, formó a un grupo de cartógrafos de gran renombre, pertenecientes a la Universidad de Lovaina (donde actualmente se encuentra Bélgica), para encargarle una reproducción cartográfica de los países bajos. Dicha universidad, una de las más antiguas del mundo, reunía por entonces a los más prestigiosos nombres de la astronomía, la geografía y las matemáticas.

El grupo formado por el Rey incluía a Gerard Kremer (1512-1594), Jacob Van Deventer (1500-1575) y Jemme Reinerzoon (1508-1555), todos ellos pertenecientes a un prestigioso grupo de cartógrafos flamencos. Debido a que el idioma que se consideraba científico por aquella época era el latín, los tres decidieron reemplazar sus nombres verdaderos por Gerardus Mercator, Jacobus de Deventria y Gemma Frisius respectivamente. Si bien es cierto que el nombre que mayor fama ha adquirido a lo largo de los años es el de Mercator, este fue alumno de Frisius y este último a su vez lo fue de Deventer.

Jacob Van Deventer preparó para Carlos V una representación sumamente fidedigna de los países bajos en varias entregas parciales. Estos mapas resultaron de tal agrado para el emperador, que le nombró su cartógrafo personal con una abultada renta mensual.

La obra de Deventer sirvió de inspiración a Mercator para el desarrollo de su tan conocida proyección.

Continua en: Gerard Kremer, alias Mercator y El ignoto Pedro Apiano (Clase 18)

Darío G. Fernández
Director del ISNDF

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30/05/2024 by Instituto Superior de Navegación

Curso de Timonel: la deriva (clase 48)

Viene de: Curso de Timonel: el abatimiento (clase 47).

Decíamos anteriormente que la deriva es el efecto que provoca la corriente sobre el desplazamiento de cualquier embarcación; pero a diferencia del abatimiento, ésta afecta no solo al rumbo que sigue dicha embarcación sino que también afecta su velocidad. Esto es fácilmente entendible si suponemos a una embarcación que navega a 5 nudos “sobre la superficie” del agua, con una corriente que circula en su mismo sentido con una velocidad de 1 nudo. Como es obvio, el barco se estará desplazando “sobre el fondo” a una velocidad de 6 nudos. A esta velocidad la llamaremos “Velocidad efectiva” (Ve).

El cálculo para conocer los efectos que causa la deriva sobre el rumbo y la velocidad del barco se hace en forma gráfica, para lo cual deberemos conocer las dos magnitudes de la corriente, que son su dirección y su velocidad. Estos datos son muy difíciles de calcular empíricamente, por lo que se recurre a las tablas de mareas de la zona donde se navega. Pueden tomarse tales datos también de las cartas náuticas, donde se dibujan flechas indicando la dirección de las corrientes y el promedio de su velocidad, aunque lo correcto sería lo anterior.

Debe tenerse en cuenta, además, que tanto el valor de la velocidad de la corriente como su dirección son muy variables en el tiempo. La corriente a una hora determinada no será la misma que a la hora siguiente. Veamos cómo calcular la derrota verdadera y la velocidad efectiva para una corriente determinada. Ejemplo: Supongamos un barco que navega a un rumbo verdadero de 90° a una velocidad de 5 nudos, en una zona donde la corriente tiene una dirección de 150° y una velocidad de 2 nudos. ¿Cuál será la derrota verdadera y la velocidad efectiva?

  1. Comenzaremos por graficar el desplazamiento del barco con un vector (Vp), cuya dirección sea de 90° y su longitud sea proporcional a la velocidad del barco. Es necesario utilizar una escala que respete las proporciones entre la velocidad del barco y la de la corriente. Este gráfico puede realizarse directamente sobre la carta, mejor aun sobre la rosa de los vientos, o bien puede utilizarse un “círculo de maniobras” (publicación que se vende en comercios de náutica).
  2. A partir del extremo del vector “Vp” (velocidad propia) se dibujará el vector “Vc” que representará el movimiento de la corriente. Este vector tendrá el sentido, dirección y velocidad de la misma.
  3. Entre el origen del vector “Vp” y el extremo del vector “Ve”, se dibujará un vector que representará la suma de ambos vectores, y será en definitiva el vector resultante de combinar la velocidad propia del barco (Vp) y la velocidad de la corriente (Vc). Este vector “Ve” (velocidad efectiva) indicará el rumbo real al que se desplazará la embarcación (Dv) por el ángulo que forma respecto del Norte, y su velocidad estará dada por su longitud en función de la escala utilizada.

deriva

Del gráfico se desprende que la derrota verdadera (Dv) será de 106° y la velocidad efectiva de la embarcación (Ve) de 6,3 nudos.

Supongamos ahora el caso inverso: ¿A que rumbo deberé gobernar mi embarcación para contrarrestar la corriente y cuál será mi velocidad efectiva? Ejemplo: Un barco que navega a 6 Nds. de velocidad y debe concretar una derrota verdadera de 105°. ¿Qué rumbo verdadero deberá llevar sobre el agua y cuál será su velocidad real si navega con una corriente de dirección 170° y 1,5 Nds. de velocidad?

  1. En primer lugar se trazará sobre el círculo la “Dv” que se desea seguir (fig. 19), en este caso 105o.
  2. Desde el centro del círculo se traza el vector “Ve” que representa a la corriente (170o) pero en sentido inverso al real (350o).
  3. Desde el extremo del vector “Vc” se traza una paralela a la “Dv”.
  4. Se abre el compás a la medida de la velocidad propia (Vp), en este caso 6 Nds., y haciendo centro en el centro del círculo se corta a la paralela a “Dv” en el punto “A”.
  5. Entre este punto obtenido (“A”) y el centro del círculo de maniobras se traza el vector “Vp”, del que se obtendrá el rumbo que se debe seguir para contrarrestar a la corriente, en este caso 86°.
  6. La longitud entre el punto “A” y el extremo del vector “Vc” nos dará la velocidad efectiva (Ve) que llevará finalmente la embarcación: 6,3Nds.

deriva

Gráficamente obtuvimos que para seguir una derrota verdadera de 105°, si llevamos una velocidad de propulsión de 6 Nds., deberemos gobernar con rumbo de 86° y navegaremos a una velocidad efectiva de 6,3 Nds.

Para cerrar este tema, haremos a continuación un ejercicio completo de cálculo de posición por estima, aplicando todos los conceptos hasta ahora vistos.

Ejercicio: Un barco navega con rumbo compás de 165°, con un desvío para ese rumbo de -4° en una zona donde la declinación magnética es de 11° W. Los datos de la tabla de mareas del lugar arrojan como resultado que existe una corriente cuya dirección es de 120° y su intensidad es de 2 Nds. Se estima un abatimiento a estribor de 10°. Si el barco navega a una velocidad propia de 4 Nds., ¿cuál será la derrota verdadera recorrida y cuál su velocidad efectiva?

1. En primer lugar se calculará cual será el rumbo verdadero (Rv) que llevará el barco sobre la superficie del agua, incluyendo en este cálculo el abatimiento.

Rv = Rc + dc + dm + a
Rv = 165° + (-4°) + (-11°) + (10°) Rv = 165° – 4° – 11° + 10°
Rv = 160°

2. Con el rumbo verdadero obtenido, trabajaremos en el círculo de maniobras como se vio anteriormente. Para ello graficaremos en primer término al vector que representa al desplazamiento propio (Vp) y, desde su extremo, al vector que representa a la corriente. Se obtiene en forma gráfica que la derrota verdadera que seguirá el barco tendrá un valor de 147° y su velocidad efectiva será de 5,7 Nds.

deriva

Con el valor de la “Dv” obtenida y a partir de una situación conocida, se trazará la derrota en la carta. Sobre esta línea y suponiendo que se haya navegado durante 1 hora, se trasladará el equivalente a 5,7 Millas, dado que la “Ve” es de 5,7 Nds. Se colocará aquí el nuevo punto de estima. De igual modo puede efectuarse el proceso inverso: a partir de la derrota a seguir se calcula el rumbo verdadero que debe llevar la embarcación sobre la superficie del agua. Luego, con los datos de “dm”, “ c” y “a”, se obtiene el rumbo compás al cual se debe gobernar la embarcación.

Continua en: Curso de Timonel: navegación costera (clase 49).

Darío G. Fernández
Director del ISNDF

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30/05/2024 by Instituto Superior de Navegación

Los Sistemas de Comunicaciones (Clase 65)

Viene de: Nociones sobre Señales Eléctricas (Clase 64)

Veremos a continuación el principio de funcionamiento y operación de los sistemas de comunicaciones utilizados en navegación:

Transmisión de la voz

Un micrófono no es otra cosa que un transductor de sonidos en impulsos eléctricos. Esto quiere decir que cuando hablamos, obtendremos entre los terminales del micrófono una señal eléctrica de corriente alterna sinusoidal (Fig. 173).

Las distintas variaciones en los tonos de la persona que habla producirán variaciones en la frecuencia de la señal de salida, mientras que el volumen con el que se habla provocará cambios en la amplitud de dicha señal. En resumen, a tonos más agudos corresponden frecuencias más altas, mientras que a volúmenes mayores corresponden aumentos en la amplitud. Esta señal, debidamente amplificada (aumentada en amplitud) puede ser perfectamente enviada a través de un conductor eléctrico (cable) a un dispositivo que produzca el efecto inverso que el micrófono, es decir que convierta la señal eléctrica en sonido. Este transductor de impulsos eléctricos en sonido es más conocido como parlante (Fig. 174).

Tanto la música como la voz humana producen señales de tipo sinusoidal. Cabe aclarar que el espectro audible del ser humano va desde los 20 Hz hasta los 20.000 Hz (20 KHz), por encima de los cuales se ubican los ultrasonidos. Como se aprecia en la figura 174, este tipo de transmisión no presenta ningún inconveniente, ya que con dos transductores y un cable puede establecerse cualquier tipo de comunicación (telefonía fija). El problema se presenta cuando es preciso establecer comunicaciones inalámbricas, como es el caso que nos ocupa.

El principio en que se basan las radiocomunicaciones se basa en el descubrimiento de que las señales de alta frecuencia pueden fácilmente propagarse por el espacio al igual que otras formas de radiaciones, tales como la luz, a la velocidad de 300.000 Km/seg.

Estas ondas electromagnéticas pueden además refractarse según lo que se verá más adelante (Fig. 175).

El principal inconveniente reside en que las señales producto de la voz humana son de frecuencia muy baja para su propagación. Deberá entonces convertirse, en el equipo transmisor, dichas señales del espectro audible a frecuencias aptas para su transmisión en el éter para así, luego, ser recuperadas en el equipo receptor.

A este proceso se lo conoce como modulación, la que puede ser de dos tipos: modulación de amplitud y modulación de frecuencia.

• Modulación de amplitud: Como habíamos visto con anterioridad, para que una señal viaje por el espacio es preciso que su frecuencia sea elevada. Para lograr este objetivo se toma una señal de frecuencia elevada que actuará como transporte de la señal de audio. A esta frecuencia se la llamará “portadora“. El método mediante el cual se varía o modula la amplitud de la onda portadora de acuerdo a las variaciones de amplitud de la señal de sonido, se llama “modulación de amplitud“ (AM) (Fig. 176).

Como se observa en la figuras 176 y 177, la señal moduladora (1) debidamente amplificada ingresa al modulador junto con la onda portadora (2) generada por el oscilador. De la combinación de ambas surge una nueva señal a la que llamaremos “señal modulada“ (3). Esta nueva señal tiene la particularidad de transportar la información de la señal de audio en forma de señal envolvente, debido a que se varía su amplitud en función de las variaciones de amplitud de la señal moduladora. Esta nueva señal modulada en amplitud se amplificará y se enviará a la antena para ser transmitida.

Del otro lado se realizará el proceso inverso, haciendo pasar a la señal modulada por un demodulador, del que se recuperará la señal envolvente que luego será amplificada y enviada al parlante.

Bandas laterales

Cuando se modula una portadora de RF (radiofrecuencia) en amplitud, se produce en el modulador lo que se conoce con el nombre de “batido de frecuencias”, cuyo efecto es el de añadir nuevas frecuencias además de la frecuencia de la portadora. Estas frecuencias que aparecen son dos y serán el resultado de la suma y de la diferencia de la portadora y la señal de audio. Por ejemplo, si una transmisión con una portadora de 600 KHz se modula con un tono de audio de 2 KHz, las frecuencias que se generan contendrán, además de la frecuencia de la portadora, la suma (602 KHz) y la diferencia (598 KHz) de frecuencias. A estas nuevas frecuencias se las llama “bandas laterales“. La frecuencia más alta es la banda lateral superior y la frecuencia más baja es la banda lateral inferior. El espectro de frecuencias comprendido entre ambas bandas laterales se conoce como “ancho de banda“ de la transmisión (Fig. 178).

En el ejemplo anterior el ancho de banda es de 4 KHz. Si se reduce la frecuencia de la señal moduladora de 2 KHz a 1 KHz, las bandas laterales estarán más próximas a la frecuencia de la portadora y el ancho de banda será solamente de 2 KHz. De esto se desprende que toda la información de la señal moduladora se encuentra contenida en las bandas laterales y no en la portadora. En la transmisión de la palabra, la señal moduladora contiene muchas frecuencias que pueden estar 5 KHz por encima o por debajo de la frecuencia de la portadora, lo que da como resultado un ancho de banda de cada banda lateral de aproximadamente 5 Khz (Fig. 179).

Dado que toda la información de la señal moduladora se encuentra totalmente concentrada en cada una de las bandas laterales, a los efectos de la transmisión resulta más sencillo y económico transmitir solamente una de las bandas laterales, prescindiendo de la otra así como de la portadora. A este sistema se lo conoce con el nombre de “banda lateral única“ (BLU) y es el utilizado en transmisiones en alta mar como se verá más adelante.

• Modulación de frecuencia: Mediante este proceso, la información de la señal moduladora (1) se superpone a la onda portadora (2), haciendo variar su frecuencia en lugar de variar su amplitud. Las ondas moduladas en frecuencia (3) mantienen su amplitud constante (Fig. 180).

La ventaja de las transmisiones en frecuencia modulada (FM) reside en que los ruidos que puedan aparecer en el proceso solo afectarán a la amplitud de la señal modulada y no a su frecuencia, con lo cual la recepción se ve poco afectada y se obtienen transmisiones de gran calidad. Como se observa en la figura 180, cuando la señal moduladora aumenta hasta su máximo, la frecuencia de la portadora aumenta también. Cuando pasa por el máximo negativo, la portadora alcanza su frecuencia mínima. Si no existe señal moduladora, la portadora se mantiene en su valor central.

Por ejemplo, si la frecuencia central de la portadora es de 100 MHz, una señal de audio débil puede producir una variación en más o en menos de 10 KHz, es decir una diferencia entre 99,99 MHZ y 100,01 MHz. Una variación de importancia puede producir una diferencia de 50 KHz, o sea entre 99,95 MHz y 100,05 MHz.

Se ha establecido que la máxima desviación de la frecuencia portadora sea de 75 KHz en más o en menos de la frecuencia central asignada, dejando además 25 KHz a cada lado como margen de seguridad. Entonces, se tiene 75 KHz + 25 KHz = 100 KHz a cada lado de la frecuencia de la portadora, lo que hace un total de 200 KHz para cada canal de FM.

Continúa en: Transreceptores de Radio y Propagación de las ondas (Clase 66)

Darío G. Fernández
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30/05/2024 by Instituto Superior de Navegación

Nociones sobre Señales Eléctricas (Clase 64)

Viene de: Para los mas curiosos: Método del Pescador o de la “Epacta” (Clase 63)

El descubrimiento de las ondas de radio, durante las primeras décadas del siglo XX, ha ido favoreciendo y perfeccionando paulatinamente los métodos tradicionales de navegación. Inicialmente estas ondas de radio permitían, con una facilidad hasta entonces desconocida, la puesta en hora de los cronómetros de navegación (imprescindibles en navegación astronómica). Esto era posible gracias a la radiodifusión de señales horarias tomando como referencia la hora de Greenwich.

Posteriormente, la llamada “navegación electrónica” (originalmente “radioeléctrica”), se basó en sus orígenes en la utilización de diferentes equipos electrónicos capaces de recibir y procesar señales procedentes de diversos transmisores ubicados en tierra, y diseñados exclusivamente para tal fin.

En sus comienzos, las estaciones terrestres recibían el nombre de “radioayudas”, ya que su utilización no pretendía de ningún modo reemplazar a los métodos convencionales conocidos hasta entonces para determinar la posición exacta en el mar (navegación costera y astronómica), sino mas bien oficiar como un recurso más de ayuda al navegante. Como veremos mas adelante, estas radioayudas permitían al navegante obtener líneas de posición respecto de las antenas transmisoras, siendo necesarias tres de estas señales para obtener la posición exacta (triangulación). Uno de los primeros equipos diseñados con esta finalidad fue el “radiogoniómetro”. La evolución permanente de la tecnología ha provocado una verdadera revolución en los sistemas electrónicos de navegación. Basta pensar que desde los primeros radiogoniómetros hasta las modernas pantallas multifunción (que permiten combinar GPS con cartas náuticas de la zona e imágenes de radar) hasta los avanzados dispositivos AIS, han transcurrido poco más de sesenta años. Es decir, una pequeñísima fracción de tiempo dentro de lo que representa la historia de la navegación desde sus albores.

No pretende este capítulo profundizar en conocimientos de electrónica avanzada; pero con el fin de comprender mejor lo que sigue, detallaremos algunos conceptos básicos acerca de las señales eléctricas.

Las señales eléctricas se pueden definir por varios de sus parámetros, como son su tensión, corriente, potencia, etc. Sabemos que si aplicamos entre los extremos de un conductor una diferencia de potencial o tensión (V), esto generará una circulación de corriente (I) por el interior del mismo (movimiento de electrones)(Fig. 169). Del valor de la tensión aplicada dependerá el valor de la corriente que circule, siendo este último, directamente proporcional al primero.

La unidad de tensión es el Volt, mientras que la unidad de corriente es el Amper. Podemos definir entonces una nueva unidad que es el producto de ambas: el Watt, que es la unidad de medida de la potencia.

Tensión (V) = Volt (V) Corriente (I) = Amper (A) Potencia (P)= Watt (W)

Potencia = Tensión x Corriente

Queda claro entonces que, en un circuito eléctrico, la potencia que este puede consumir será mayor cuanto mayor sea la tensión aplicada o la corriente que por él circule.

Otro elemento a tener en cuenta es el valor de la resistencia (R) que presente dicho conductor o circuito eléctrico. Podemos definir a la resistencia como la oposición al paso de la corriente por un conductor. Fácil es entonces establecer que a igual tensión aplicada entre sus extremos, la corriente que circule será menor cuanto mayor sea su resistencia (Fig. 170).

La fórmula que la expresa es la siguiente:

Resistencia (R) = Tensión / Corriente

La unidad con que se mide la resistencia es el OHM (W)

Tanto la tensión como la corriente pueden ser de dos tipos, dependiendo de si sus valores son variables o permanecen constantes en el tiempo. De aquí que podemos hablar de corriente continua o corriente alterna.

• Corriente continua (CC): Si el valor de la amplitud o intensidad de la corriente que circula por un conductor permanece fija en el tiempo, estaremos hablando de corriente continua (Fig. 171).

Como podemos apreciar, la representación gráfica de la corriente continua (CC) es una recta. Por supuesto que cuando trabajamos con corrientes continuas se debe tener en cuenta que siempre existe un polo + y un polo –. Es el caso característico de las baterías de 12 V o de las pilas que utilizan todos los artefactos electrodomésticos.

• Corriente alterna (CA): La corriente alterna, a diferencia de la continua, varía en el tiempo de la siguiente manera (Fig. 172):

A medida que transcurre el tiempo, crece el valor de la amplitud hasta llegar a un máximo. A partir de este punto, a medida que continúa aumentando el tiempo, la amplitud decrece hasta llegar a cero. Una vez transcurrido este semiciclo, la curva se vuelve a repetir pero con sentido inverso (la corriente toma valores negativos) hasta llegar nuevamente a cero. Esta representación de la corriente alterna recibe el nombre de “senoidal“ o “sinusoidal“, ya que representa la función seno. La curva completa conforma lo que se llama “período de la señal“ o “ciclo“, que está compuesta por dos semiciclos, uno de signo positivo y otro negativo. Claro está que la corriente invierte permanentemente su polaridad, razón por la cual no existe un polo positivo y uno negativo como ocurre con la corriente continua. Este es el caso de la alimentación hogareña de 220 V CA.

Aparece ahora un nuevo parámetro para definir a las señales de corriente alterna, que estará dado por la cantidad de repeticiones o ciclos que esta pueda presentar en el intervalo de un segundo: la frecuencia. Este valor se representa con la unidad Hertz (Hz) y lleva el nombre de su descubridor.

Si estamos en presencia de una corriente alterna que varía un ciclo completo en el intervalo de un segundo, hablaremos de una frecuencia de 1 Hertz (Hz). En el caso de la red domiciliaria, esta lleva una frecuencia en la República Argentina de 50 Hz (50 ciclos por segundo).

Continúa en: Los Sistemas de Comunicaciones (Clase 65)

Darío G. Fernández
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