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29/05/2024 by Instituto Superior de Navegación

Curso de Timonel: Control de averías (clase 21)

Viene de: Curso de Timonel: amarrar el barco (clase 20).

Desde el momento en que un barco sale a navegar, y aún amarrado, se encuentra expuesto a sufrir algún tipo de avería (ya sea por abordajes, temporales, varaduras, etc.). Será función primordial del capitán evitar a cualquier precio que estas se produzcan; aunque una vez consumado el hecho, será necesario obrar adecuadamente dependiendo del tipo de avería producida.

Se entiende como avería cualquier imprevisto o accidente que perturbe el normal funcionamiento de la embarcación, afectando directamente algunas de sus propiedades principales (estanqueidad, estabilidad, navegabilidad, flotabilidad, etc.). Es posible incluso que un accidente pueda hacer peligrar más de una de las condiciones antes mencionadas. Por ejemplo, si en una colisión se avería el casco y el timón, el buque perderá su estanqueidad y su navegabilidad (gobierno).

Por todas estas razones es preciso evaluar convenientemente las causas y el tipo de avería, la situación en la que se encuentra el barco en cuanto a su estanqueidad, gobierno, propulsión, estabilidad, así como también las condiciones externas (fenómenos climáticos, fondo, profundidad, etc.).

Averías en el casco

Cuando se produce un abordaje con otra embarcación o bien cuando se colisiona contra algún objeto sumergido (rocas, barcos hundidos, etc.), se corre serio riesgo de sufrir unaavería en el casco o “rumbo” que, de resultar de importancia, puede poner en peligro incluso la flotabilidad del barco.

Es primordial en estos casos detectar la vía de agua en forma rápida, ya que será más dificultosa la tarea de detección cuanto mayor sea el nivel de agua dentro de la embarcación. Por otra parte, debemos tener en cuenta que de inundarse en demasía podrían alterarse los sistemas eléctricos, dejando así fuera de servicio a las bombas de achique.

Es preciso además que, inmediatamente, luego de producida la colisión, se comience a inspeccionar en detalle la embarcación. De comprobarse la existencia de algún rumbo en el casco, parte de la tripulación se abocará a la tarea de obturar la vía de agua mientras que el resto comenzará con las tareas de achique. Cabe aclarar que además de poner a funcionar las bombas eléctricas, debería complementarse dicha tarea con cubos de agua y bombas manuales. Alguien dijo en tal sentido que “no hay mejor achicador que un buen balde y una tripulación asustada”.

Una forma sencilla de taponar pequeños orificios o grietas en el casco es colocando tarugos o cuñas de madera a presión. Es preciso destacar la importancia de llevar estos elementos a bordo, así como trozos de madera blanda, ya que la misma se hincha al absorber agua facilitando la obstrucción. Los tarugos o cuñas pueden envolverse en trapos antes de ser introducidos en los orificios, logrando así un cierre aún mejor.

Tapar orificios de embarcaciones

Una vez completada la tarea de taponar el agujero con cuñas, pueden rellenarse los resquicios con trapos o estopa. Sería conveniente además, una vez completado el proceso anterior, colocar una plancha de goma o bien una colchoneta, la que puede ser sólidamente fijada con una tabla y un puntal improvisado. Es importante señalar que la presión ejercida por el agua será mayor cuanto más sumergida se halle la abertura, de ahí que un rumbo abierto en el fondo de la embarcación será más difícil de obturar que uno que se encuentra cerca de la línea de flotación. En este último caso, bastará con escorar el barco lo suficiente como para evitar el ingreso de agua hasta haber concluido con la tarea de sellado. Si bien los rumbos en la obra muerta conllevan menor riesgo, los mismos no deberán minimizarse.

Esto se debe a que, de empeorar las condiciones climáticas, los rolidos del barco y las olas pueden introducir una cantidad de agua suficiente como para hacer peligrar la flotabilidad del barco. Y es por esta razón que deberán ser tratados con la celeridad necesaria.

En caso de que el rumbo producido tenga forma de “grieta” o que sus bordes sean muy irregulares, no es conveniente taparlos clavando cuñas debido a que podrían agrandarse. En tal caso será más conveniente “redondear” sus extremos con una mecha o lima, a fin de que la fisura no se extienda.

Orificios practicados

Cuando el orificio producto de la colisión es de dimensiones mayores, la tarea se dificulta. En principio ya no serán de utilidad cuñas o tarugos y deberá pensarse en elementos de mayor superficie para practicar la obturación. Puede ser de utilidad a tal efecto una colchoneta enrollada e introducida dentro del orificio, fijada convenientemente con tablas y puntales.

De ser magro el resultado obtenido, puede practicarse una obturación pasando una lona por la parte exterior del casco y fijándola convenientemente en las regalas de ambas bandas. La presión del agua se encargará de mantener la lona pegada al casco y detendrá en gran medida la filtración al interior.

Control de averías

De más está decir que no existe una receta general para todos los casos y que deberá primar siempre el sentido común a fin de resolver cada uno en particular. Llegado el punto en que la gravedad de la situación sea tal que se encuentre en duda la flotabilidad del barco, la tripulación deberá prepararse para un eventual abandono, teniendo en cuenta que esto será llevado a cabo solo en última instancia.

Averías en el timón

Varias son las averías que pueden sufrirse en el timón: daños en la caña o en la rueda, rotura de la mecha (eje que une la caña con la pala del timón), pérdida de la pala, etc., todas éstas graves si se tiene en cuenta que afectan directamente el gobierno de la embarcación.

En el caso de la caña, la situación puede resolverse de manera más o menos sencilla, improvisando una nueva con algún remo o algo similar. Los barcos con timón de rueda tienen alguna complicación adicional, ya que la transmisión a la pala no se hace en forma directa sino a través de guardines y poleas. Sería aconsejable, en el caso de que compremos un barco con timón de rueda, solicitar al fabricante la posibilidad de contar con una caña de fortuna, la que se acoplará inmediatamente a la mecha en caso de averíasen el sistema de transmisión.

Cuando la avería se produce en la mecha, la situación puede resolverse realizando una perforación en la parte posterior de la pala, por donde puede fácilmente pasarse un cabo hacia ambas bandas. De este modo se gobernará fácilmente cazando y filando ambos cabos alternativamente. Esta perforación puede ser efectuada previamente a modo de prevención.

Averías en el timón

La situación más complicada se dará cuando se produce la pérdida de la pala del timón, en cuyo caso nos veremos obligados a improvisar un timón de fortuna. El éxito o fracaso dependerá en gran medida de la habilidad que posean los tripulantes a la hora de trabajar con herramientas.

La manera más práctica de llevar a cabo la tarea es utilizar un tablón de madera a modo de pala, unido a algún listón que se pueda encontrar en el barco (remo, bichero, etc.). Este último se sujetará firmemente en algún herraje a popa del barco. La parte inferior de la pala puede afirmarse haciendo pasar un cabo por la limera (cavidad por donde pasa la mecha).

Para el gobierno de la embarcación, se utilizará el aparejo explicado en el párrafo anterior, con dos cabos bien trincados (uno a cada banda). Es preciso destacar la necesidad de continuar la navegación con velocidad reducida a fin de minimizar al máximo los esfuerzos del timón de fortuna.

Arreglar averías en el timón

Averías en la arboladura

Cuando se habla de averías en la arboladura hay que tener en cuenta que se está hablando directamente de pérdida de propulsión. Si bien esto no es tan grave en navegaciones cortas, si se dispone de un motor auxiliar, en navegaciones más extensas implicará el no poder regresar a puerto.

Con frecuencia, cuando se desarbola una embarcación, es debido a falta de mantenimiento en la jarcia firme. Por esta razón es conveniente hacer revisiones periódicas tanto de las sujeciones (cadenotes, trulocks, chavetas, pernos, etc.) como de los cables de acero de estays y obenques. Otra de las razones por las que puede partirse o caer un palo se debe a navegar con excesivo paño frente a los vientos reinantes, por eso es tan común que suceda en regatas. Una vez producido el accidente (caída del palo), lo primero que debe hacerse es tratar de salvar lo que quede del aparejo y evitar que los restos de la arboladura dañen el casco o las velas. Para esto será conveniente subir el palo a bordo y trincarlo de manera tal que permita operar libremente sobre cubierta. Si la situación no lo permite debido a las inclemencias del tiempo y se pone en peligro la integridad del casco o de la tripulación, será preciso en ese caso deshacerse del mismo y para ello será de suma utilidad contar a bordo con alguna pinza capaz de cortar cables de acero.

Finalizada la tarea de aclarar la cubierta, deberá pensarse en la manera de construir un aparejo de fortuna, para lo cual tendrá que analizarse minuciosamente la situación. Para el reemplazo del palo mayor puede utilizarse el tangón, la botavara e incluso la parte alta del mástil caído o el trozo que haya quedado en pie. La jarcia puede rehacerse usando los restos de la jarcia antigua o bien mediante cabos tensados convenientemente.

Es importante destacar que, cuanto más largo sea el palo de fortuna, mayor será la superficie vélica que podamos izar aun- que más difícil será guarnirlo sobre la cubierta. Las variantes que pueden presentarse a la hora de construir un aparejo de fortuna son muchas, dependiendo en cada caso de la forma en que se produjo el accidente: mástil caído por completo, mástil roto cerca de la fogonadura, mástil roto a la altura de la cruceta, etc. Dependerá del buen tino del capitán llevar a cabo la reparación que mejor se adapte a las circunstancias, así como también de que se cuente a bordo con las herramien-tas y materiales adecuados para tal fin.

Continua en: Curso de Timonel: Remolque (clase 22).

Darío G. Fernández
Director del ISNDF

Si desea realizar el curso de timonel completo en nuestro instituto, puede contactarse con nosotros a través de nuestro teléfono Cel. (011) 15 5644-2888, o bien vía mail a secretaria@isndf.com.ar
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29/05/2024 by Instituto Superior de Navegación

Curso de timonel: Amarrar el barco (clase 20)

Viene de: Curso de Timonel: Maniobra de fondeo (clase 19).

En los puertos deportivos se pueden presentar un sinnúmero de posibilidades a la hora de atracar una embarcación, para lo cual siempre será conveniente tener referencias ciertas de las características del lugar al que se llega, a fin de tener preparada convenientemente la maniobra de amarre. Es muy frecuente ver cómo, en estos puertos, algunos barcos golpean contra sus vecinos o contra el muelle porque su tripulación no dispuso con la suficiente antelación la maniobra adecuada. Los cabos que se utilizan para amarrar el barco reciben diferentes nombres según como se los disponga: Largo, Spring y Través.

Amarre largo, spring, través

Recordemos además que el material con que deberían estar construidos estos cabos tendría que ser lo suficientemente elástico como para evitar que los tirones bruscos que se producen en el puerto puedan dañar los herrajes de cubierta (cornamusas, portaespías, etc.)

Varias son las formas de atraque posibles en función de la distribución de las instalaciones del puerto al que se accede. Veamos algunas de ellas:

  1. Amarrarse de costado.
  2. Amarrarse de proa o popa.
  3. Tomar una boya.
  4. Abarloarse a otra embarcación.

Amarrarse de costado

Si bien es cierto que cuanta mayor cantidad de cabos dispongamos para amarrar nuestro barco, más segura será su fijación, convengamos que con pocos cabos bien dispuestos también quedará perfectamente firme. No deberá olvidarse la colocación de suficientes defensas para evitar que se dañe la pintura de la banda próxima al muelle. Algunos ejemplos se ilustran en el esquema de la siguiente figura. En caso de tomar amarras en un puerto al que no estamos habituados a concurrir, es conveniente prestar atención a las indicaciones de los amarristas del lugar, en cuanto a la disposición de los cabos y a cualquier otra recomendación de interés.

Amarrar barco de costado

Amarrarse por proa o por popa

Esta es una modalidad muy utilizada en la mayoría de los puertos deportivos con excesiva concurrencia de barcos, debido a que el espacio que se ocupa es ciertamente menor que si se atraca de costado. En el caso de atracar por la proa es preciso fijar la popa de algún modo, para lo cual muchos puertos cuentan con boyas fondeadas a tal fin. De no existir dichas boyas, debe entonces soltarse un ancla por popa.

Amarre con fondeo - amarre con boya

La misma maniobra puede llevarse a cabo de popa al muelle, teniendo siempre la precaución de informarse previamente de los obstáculos que pueda haber sumergidos junto a éste. Cuando se trata de muelles construidos sobre escolleras de piedras, esta última maniobra no es recomendable ya que, de bajar la marea indefectiblemente dañaríamos partes importantes y que intervienen directamente en el gobierno del barco (timón, pata, hélice, etc.).

Para llevar a cabo la maniobra de atraque por proa con éxito, sobretodo en un puerto muy concurrido, es importante que la misma se haga en forma precisa para evitar de este modo golpear a los barcos vecinos. Para ello es conveniente tomar la boya o largar el fondeo a medida que se va ingresando de proa al muelle. De esta forma, el tripulante a cargo de esta maniobra, irá filando cabo lentamente, evitando de este modo que la popa se desplace lateralmente. Inmediatamente debe hacerse firme la proa distribuyendo sendos “largos” hacia el muelle.

Tomar una boya

La maniobra de tomarse a una boya o ponerse “al borneo” es la más sencilla y segura de todas. Para ello basta con aproximarse a la boya en cuestión y pasar el cabo de amarre por el anillo que ésta posee sobre la parte superior.

Amarre: tomar a una boya

Cuando se piensa permanecer en dicha condición por mucho tiempo, es recomendable pasar un cabo adicional por uno de los eslabones de la cadena que sujeta la boya al fondo. De esta manera, de soltarse dicha boya, la embarcación permanecerá sujeta a la cadena.

La única desventaja apreciable de este procedimiento de atraque es la incomodidad para subir a bordo, ya que se depende exclusivamente del bote auxiliar. Una desventaja adicional reside en la imposibilidad de recibir suministro eléctrico en esta condición.

Abarloarse a otra embarcación

Es frecuente en puertos muy concurridos ver a una o más embarcaciones “abarloadas”. Esta maniobra debe hacerse con sumo cuidado y teniendo respeto por el vecino, dado que estamos utilizando como amarradero nada menos que a su propio barco. De más está decir que debe previamente solicitarse su autorización. Cuando la embarcación a la que pretendemos abarloarnos se encuentra al borneo, la maniobra resulta sumamente sencilla. El procedimiento es casi idéntico al anterior en cuanto a la manera de tomar la boya y sólo será necesario, como elemento adicional, que ambas popas se encuentren amarradas entre sí. De esta manera se evita que las bordas se golpeen repetidamente al separarse y volver a acercarse las embarcaciones. Como en todos los casos, debe colocarse una buena cantidad de defensas entre ambos barcos.

Si la opción es abarloarse a un barco amarrado a muelle, el método correcto sería utilizar dos través y dos springs, como se ilustra en el siguiente gráfico. Es importante que el barco al que nos abarloamos refuerce sus propias amarras ya que éstas deberán soportar un esfuerzo extra.

Amarrar al muelle - amarrar al borneo

Continua en: Curso de Timonel: Control de averías (clase 21).

Darío G. Fernández
Director del ISNDF

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29/05/2024 by Instituto Superior de Navegación

Curso de Timonel: Maniobra de fondeo (clase 19)

Viene de: Curso de Timonel: cabullería (clase 18).

Si bien la maniobra de fondeo se incluyó en este capítulo, bien podría haberse incluido en el de seguridad, dada la importancia que esta tiene en determinadas circunstancias. Es muy probable que no se le otorgue el valor que realmente merece, tanto a la maniobra de fondeo como a los elementos que se requieren para su ejecución (ancla, cabos, cadena, etc.), sino hasta después de verse sorprendidos por alguna situación de emergencia.

Saber fondear, tener la maniobra de fondeo siempre dispuesta a ser ejecutada y contar con los elementos adecuados para tal fin, será la diferencia entre poder descansar plácidamente en algún puerto o al socaire de alguna isla, o permanecer despierto durante toda una jornada debido a que nuestro barco no permanece en su sitio.

En toda maniobra de fondeo existe una serie de factores a tener en cuenta, los que influirán de manera directa en el éxito o fracaso de la misma:

  1. El ancla: Es de suma importancia a la hora de fondear que el ancla elegida sea la adecuada para las dimensiones del barco, pero fundamentalmente para el tipo de fondo existente. No es lo mismo fondear sobre arena o fango que sobre algas, gravilla o roca.
  2. La línea de fondeo: La longitud y el tipo de la línea de fondeo dependerán del desplazamiento de nuestra embarcación y de la profundidad del lugar elegido, así como también de las condiciones de viento y marea reinantes.
  3. La elección del fondeadero: De la elección de un buen fondeadero va a depender el que la tripulación pase una noche sin sobresaltos. Aquí se tendrá en cuenta no solo el tipo de fondo del lugar, sino ade- más el reparo que allí se tenga de los vientos predominantes en la zona.
  4. La maniobra: La maniobra debe llevarse a cabo correctamente, comprobando posteriormente que no se produzca el “garreo” del ancla (situación en la que el ancla no queda debidamente sujeta al fondo y el barco se desplaza). De ocurrir, debe realizarse nuevamente toda la operación.

El ancla: sus tipos y partes

El ancla es el instrumento que, unido a una línea (cadena o cabo), es arrojado al agua para retener al buque en el lugar e impedir que sea arrastrado por corrientes y vientos. El anclapuede ser de hierro, aluminio o acero y existe una amplia gama de modelos que cubren todo el espectro de necesidades de los barcos modernos:

Ancla de cepo o Almirantazgo: Es la clásica ancla de los barcos antiguos, cuya fuerza de agarre reside fundamentalmente en su peso. Posee buen agarre en fondos duros, pero dado su tamaño resulta difícil de estibar en embarcaciones menores. Posee un cepo que, como se verá más adelante, obliga a que el ancla gire sobre su eje permitiendo que una de las uñas se clave en el fondo.

Ancla de cepo o Almirantazgo

Ancla de arado o CQR: Diseñada por Sir Geoffrey Taylor en 1933, se ha convertido en una de las anclas más utilizadas por los navegantes de crucero por su facilidad de estiba y buen agarre en fondos de fango y arena. No es recomendable para fondos rocosos. Junto con la Danforth, una de las más utilizadas en el Río de la Plata.

Ancla de arado o CQR

Ancla Bruce: Muy similar a la anterior en cuanto a sus propiedades de agarre, aunque por su tamaño resulta de estiba más dificultosa.

Ancla Bruce

Ancla Danforth: Aunque no tanto como las anteriores, tiene buen agarre en fondos de arena y fango. Esta característica, sumada a su poco peso y facilidad de estiba, hace que sea muy utilizada en la zona del Río de la Plata.

Ancla Danforth

Ancla de Rezón: Ancla muy útil para embarcaciones pequeñas ya que, si bien posee poco poder de sujeción, es de fácil estiba por tener uñas retráctiles.

Ancla de Rezón

Partes del ancla

  • Caña: Cuerpo principal del ancla. Parte comprendida entre la cruz y el arganeo.
  • Cruz: Punto en el que se unen los brazos y la caña.
  • Brazos: Cada una de las partes iguales del ancla que terminan en una uña.
  • Uña: Extremo o punta de cada brazo del ancla. Conocida antiguamente como “pico de loro”, la uña cumple la función de introducirse en el fondo marino permitiendo el agarre del ancla.
  • Arganeo: Aro o argolla de hierro u otro material que va inserto en la extremidad de la caña del ancla. Puede girar en el orificio de la caña por el que está pasado, y se fija a la cadena por medio de un grillete.
  • Cepo: Varilla metálica que atraviesa la caña en forma perpendicular cerca del arganeo. Solamente utilizado por el ancla almirantazgo o por otras con cierta antigüedad. La función del cepo es la de forzar al ancla a voltearse lateralmente, permitiendo de este modo que una de las uñas se introduzca en el fondo. Las anclas modernas carecen de cepo.

Partes del ancla

Línea de fondeo y elección del fondadero

El material a emplear en la línea de fondeo dependerá, fundamentalmente, del lugar que dispongamos a bordo para su estiba. Como se verá a continuación, sería mucho más apropiado que nuestra línea de fondeo fuese de cadena en su totalidad; pero esto implicaría ocupar un gran espacio, además del peso que sumaríamos a nuestra embarcación. Si se decidiese armar una línea de fondeo con cabo, es preciso saber que la curva catenaria obtenida no sería la correcta y que la sujeción resultaría precaria. Una opción intermedia, adoptada por gran cantidad de navegantes deportivos, consiste en una combinación de ambas, colocando una cantidad de metros de cadena a continuación del ancla y finalizando la línea con cabo de nylon. Como se sabe, el ancla consigue su máximo agarre cuando la tensión aplicada es horizontal. Por esa razón la cadena brindará a la línea de fondeo mayor sujeción, dado que esta se hunde hasta el fondo mientras que el cabo flota traccionando sobre el ancla en forma oblicua.

La combinación antes mencionada, entre cabo y cadena, mejora la “curva catenaria” y permite llevar a bordo una línea de mayor longitud (Fig. 49).

Fondeo con cadena y fondeo con cabo

Respecto de la longitud de la línea de fondeo, se puede decir que en condiciones climáticas favorables debería largarse un mínimo de cinco veces la profundidad del lugar, pudiendo ser un poco menor si la línea es de cadena en su totalidad. En caso de fondear con mal tiempo, es aconsejable que la línea de fondeo tenga como mínimo un largo de ocho a diez veces la profundidad. Al igual que el caso anterior, el largo puede reducirse si contamos con cadena.

En reglas generales, podría decirse que lo conveniente sería largar la máxima cantidad de línea posible, pero es conveniente tener en cuenta un pequeño obstáculo: el círculo de borneo.

Círculo de Borneo

Como es de esperar, nuestro barco girará o “borneará” alrededor del ancla cuando las condiciones de viento o corriente se modifiquen. Para ello es preciso que, a la hora de largar cabo, verifiquemos que todos los obstáculos o barcos cercanos queden fuera del círculo de borneo, a fin de evitar colisionar con los mismos. Cabe destacar que, de haber otros barcos en igual situación, todos bornearán en el mismo sentido.

La elección del fondeadero

Una de las precauciones a considerar, al momento de elegir el lugar donde fondear la embarcación, es la de tener en cuenta los vientos predominantes en la zona y las corrientes marinas del lugar. Debería consultarse además el parte meteorológico, en función del cual se escogerá el sitio que brinde más resguardo según su configuración geográfica. Es muy importante también que el sitio elegido nos permita abandonarlo rápidamente en caso de que sea menester hacerlo con urgencia.

Otra de las cuestiones a evaluar es el fondo, teniendo en cuenta que los fondos “blandos” (arena, arcilla, lodo) son buenos tenederos. De ser posible hacerlo, deben evitarse los fondos con algas o los duros (piedras).

La maniobra

La maniobra de fondeo es en realidad muy sencilla y consiste en aproximarse lentamente al lugar elegido y colocarse proa al viento. Cabe aclarar que, en este punto, toda la maniobra estará lista para ser ejecutada: el ancla a la “pendura” (colgando levemente del rodillo de proa), la línea preparada y adujada sobre la cubierta, y el chicote o extremo hecho firme en la cornamusa. Acto seguido y a la orden de “fondo”, se soltará el ancla hasta que toque fondo. Se procederá entonces a filar lentamente la cadena a medida que el ancla “llame”, mientras que la embarcación se desplaza lentamente hacia atrás, acomodándose al sentido del viento o de la corriente. No debe largarse gran cantidad de cabo o cadena de golpe, ya que de este modo se amontonaría en un solo lugar con el riesgo de enredarse y de no trabajar correctamente.

Una vez largada la cantidad de línea elegida, según lo visto en el apartado anterior, se soltará lo que queda de línea, si se tuvo la precaución de hacer firme el extremo en la cornamusa de proa. Sólo restará a continuación comprobar que la maniobra haya sido realizada con éxito, permaneciendo un tiempo en observación y corroborando que el ancla no “garree”. Es muy útil a tal fin tomar referencias de puntos de la costa u otras embarcaciones.

Una práctica que resulta de suma utilidad es la de colocar un boyarín unido al ancla por medio de un “orinque”.

Boyarín unido al ancla por medio de un orinque.

Esto no solo nos permitirá que el ancla quede perfectamente señalizada (tanto para nosotros como para otras embarcaciones que fondeen en el lugar), sino que además nos posibilita una ayuda extra en caso de que se dificulte la maniobra para desenterrarla, ya que se puede tirar del cabo en forma “vertical”. Para esto último es preciso que el orinque se haga firme sobre la cruz del ancla y no sobre el arganeo. Algunas anclas ya vienen con un orificio practicado a tal efecto.

En algunos casos, cuando se requiere mayor seguridad en el fondeo o cuando se debe aguantar el mal tiempo, pueden utilizarse dos anclas en lugar de una. Un ejemplo de esto es el fondeo “a barbas de gato”. En este caso se trata de fondear primero una de las anclas y después la segunda, de forma tal que las líneas de fondeo formen un determinado ángulo entre sí.

Fondeo a barbas de gato

Si lo que se pretende con esta técnica es detener al barco en una situación de temporal, lo conveniente es que el ángulo formado entre las dos líneas de fondeo no supere los 10º. Si en cambio la intención es reducir el círculo de borneo, el ángulo deberá ser lo más abierto posible (superior a 90º).

En lugares donde el “borneo” no nos es permitido (lugares estrechos, canales, etc.), se puede fondear por proa y por popa.

Fondeo por proa y popa

La técnica a emplear consistirá en largar un ancla por proa y retroceder el “doble” de distancia a la que quedará definitivamente el barco. En este punto se larga la segunda ancla y se avanza en el sentido de la primera, hasta quedar ubicados en el centro y alineados con ambas. De no contar con espacio suficiente para maniobrar con el barco, puede utilizarse el bote auxiliar a fin de trasladar la segunda ancla hasta el lugar elegido. Debe tenerse en cuenta que, como el borneo no es posible con este tipo de maniobra, el barco ya no presentará su proa al viento por lo que puede quedar atravesado a las olas. Esto último (en caso de que el oleaje se incremente) puede provocar el garreo de alguna de las anclas, además de resultar sumamente incómoda la estadía.

Otro método a considerar para fondear con mal tiempo es el de largar dos anclas “engalgadas”. Lo que se hace aquí es agregar un segundo ancla con su correspondiente línea unida al primer ancla sobre su “cruz”. Dicha línea debe tener una longitud ligeramente superior a la profundidad del lugar. Esto se hace para evitar tener que levar dos anclas al mismo tiempo. Este sistema brindará una gran sujeción al suelo, ya que el segundo ancla sostendrá al primero evitando que este garree.

Anclas engalgadas

Continua en: Curso de timonel: Amarrar el barco (clase 20).

Darío G. Fernández
Director del ISNDF

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29/05/2024 by Instituto Superior de Navegación

Curso de Timonel: cabullería (clase 18)

Viene de: Curso de Timonel: Maniobra con embarcaciones de motor (clase 17).

Es preciso que un buen navegante conozca, al menos, cinco o seis nudos básicos con los que pueda llevar a cabo con éxito la mayor parte de las maniobras necesarias a bordo. Es también importante que domine el vocabulario que atañe a las faenas con cabos, y esto será lo que veremos a continuación.

Los cabos

Hasta no hace mucho tiempo solamente se utilizaban los cabos confeccionados con fibras naturales, y aun hoy se los utilizan en algunos casos dado su bajo costo. Si bien es cierto que la duración de este tipo de cabo es muy inferior a la de aquellos que se utilizan en la actualidad, debemos resaltar que los antiguos cabos poseían un alto grado de resistencia, lo que dependía por supuesto del tipo de fibras utilizadas para su construcción. Las fibras naturales más utilizadas son el algodón, el sisal y el cáñamo. Actualmente se fabrican cabos con materiales sintéticos que superan ampliamente en calidad, duración y resistencia a sus predecesores, no obstante su elevado costo. Existe además una amplia gama de colores que permite distinguirlos entre sí con suma facilidad.

Los materiales que se utilizan con mayor frecuencia en la construcción de cabos sintéticos son el polipropileno, el nylon, el poliéster y el dacron. Tanto el nylon como el polipropileno se usan habitualmente como cabos de remolque o para amarras, debido a su elasticidad y resistencia; mientras que el poliéster y el dacron son utilizados como cabos de maniobra para embarcaciones de vela, donde se necesita que el mismo tenga alta resistencia y poca elasticidad.

Así como son importantes las fibras utilizadas en la fabricación de cabos, también lo es el método de confección. Existen dos grandes grupos de cabos según el tipo de construcción: los cabos enrollados o retorcidos (formados por tres o más unidades enrolladas entre sí) y los trenzados (formados por varias unidades trenzadas alrededor de un centro o “alma”).

Cabo retorcido y cabo trenzado

Veamos ahora algo de la terminología más frecuente en las faenas con cabos:

  • Chicote: Se conoce como “chicote” al extremo del cabo que se utiliza para hacer el nudo. Se dice además de todo trozo de cabo de pequeña extensión.
  • Firme: Parte más larga del cabo y que no interviene en el nudo.
  • Gaza: Lazo cerrado que se obtiene plegando un cabo sobre sí mismo, ya sea por medio de un nudo o bien por costura o ligada.
  • Seno: Arco más o menos pronunciado formado por un cabo cuyos extremos no se cruzan.
  • Vuelta: Círculo formado por un cabo cuyos extremos sí se cruzan.
  • Adujar un cabo: Figura en forma de vueltas o seno circular que se realiza sobre un cabo a fin de estibarlo convenientemente.
  • Hacer firme un cabo: Amarrar firmemente un cabo a una mordaza o una cornamusa.
  • Largar un cabo: Lo contrario a “hacer firme”. Soltar por completo un cabo.

Terminología cabullería

Los Nudos

Los nudos que se utilizan habitualmente para marinería deben cumplir con dos requisitos indispensables: Deben ser lo suficientemente firmes como para no deshacerse aun en condiciones extremas de tensión y deben poder desatarse con facilidad en caso de que se requiera hacerlo con urgencia. Para ello existe una innumerable cantidad de nudos, pensados cada uno de ellos según los requerimientos específicos del momento; aunque para llevar a cabo todas las tareas necesarias en un barco, bastará con conocer y manejar con propiedad cuatro o cinco nudos básicos. Veremos ahora algunos de ellos y sus características:

Llano

El nudo llano es muy práctico y se utiliza para unir dos cabos o simplemente para realizar ataduras sencillas. No debe hacerse con cabos de distinto grosor o mena.

  1. Se dobla el chicote de uno de los cabos formando un seno.
  2. Se introduce el chicote del otro cabo desde abajo a través del seno formado.
  3. Se continúa pasando el chicote por debajo del firme del primer cabo y volviendo a introducirlo por el seno, pero en sentido contrario.
  4. Se ajusta tirando de chicotes y firmes.

Cómo hacer un nudo llano

Lasca

El nudo de Lasca es un nudo que se hace generalmente en el extremo del chicote para evitar que el cabo se salga de motones o pastecas. Consiste en un nudo simple que se ejecuta formando un ocho con el chicote del cabo.

  1. Se forma una pequeña vuelta en el extremo del cabo con el chicote hacia adelante.
  2. Se pasa el chicote por debajo del firme.
  3. Se pasa el extremo del chicote a través de la vuelta y se ajusta tirando de ambos cabos a la vez.

Cómo hacer un nudo de lasca

Empalme de cabos

Otra variante del nudo llano muy útil para unir cabos que se han roto o han quedado cortos. Téngase en cuenta que el empalme de cabos es un buen nudo para cabos que trabajan bajo tensión, aunque no muy seguro para practicar en cuerdas que puedan aflojarse. Por esa razón no es recomendable para unir cabos de amarre

  1. Se comienza con idéntico procedimiento que para el nudo llano hasta que el chicote se encuentre pasado a través del seno y rodeando al firme del primer cabo.
  2. Se pasa el chicote por debajo de sí mismo sin volver a atravesar el seno. Se ajusta igual que el nudo anterior.

Cómo hacer un empalme de cabos

As de guía

El as de guía es uno de los nudos más utilizados por sus múltiples aplicaciones, además de ser la forma más rápida y sencilla de realizar una “gaza”.

  1. Se forma una vuelta pasando el chicote por debajo del firme.
  2. Se introduce el chicote por la vuelta anterior de arriba hacia abajo, dejando suficiente cabo para formar la gaza final del nudo.
  3. Se pasa el chicote por encima del firme.
  4. Se vuelve a introducir el chicote dentro de la vuelta anterior desde abajo hacia arriba y en sentido contrario al inicial.
  5. Se finaliza tirando del firme y del chicote para ajustar el nudo.

Cómo hacer un as de guía

Ballestrinque

Muy usado también cuando se requiere que el elemento a atar quede bien sujeto ya que, a diferencia del “as de guía”, éste permite tensar el cabo. Se utiliza también para amarrar la embarcación, en caso de que el muelle cuente con “bitas” en lugar de “cornamusas”. Existen dos maneras de realizarlo, aunque el resultado final sea el mismo: Ballestrinque por chicote y ballestrinque por seno.

Ballestrinque por chicote

Se utiliza cuando no se tiene acceso por ninguno de sus extremos al elemento donde se va a practicar el nudo (una anilla, un poste muy elevado, etc.)

  1. Se forma una vuelta con el chicote del cabo alrededor del elemento donde se va a practicar el nudo.
  2. Se cruza el chicote por encima de la vuelta anterior.
  3. Se realiza una segunda vuelta y se pasa el chicote por debajo de sí mismo.
  4. Se ajusta tirando del chicote.

Nudo ballestrinque por chicote

Ballestrinque por seno

Se utiliza cuando sí es posible acceder por uno de sus extremos al elemento donde se va a confeccionar el nudo (una bita, un poste, etc.). La ventaja que tiene por sobre el anterior ballestrinque es la velocidad con que este puede completarse. Por esa razón resulta un nudo de suma utilidad cuando se necesita amarrar de emergencia o de manera rápida.

  1. Se practican dos vueltas cruzadas sobre el cabo con ambas manos, una hacia adelante y la otra hacia atrás.
  2. Se superponen ambas vueltas, teniendo en cuenta que por delante debe colocarse aquella vuelta que tiene el chicote por detrás.
  3. Se introducen las vueltas en la bita o poste donde se va a cerrar el nudo.
  4. Se ajusta tirando de ambos extremos a la vez.

Nudo ballestrinque por seno

Vuelta y dos cotes

Es muy útil para atar un cabo a un poste o a una anilla cuando se requiere cierta seguridad. Se compone de dos vueltas simples y dos medios cotes formando un ballestrinque como cierre. Las vueltas absorben la tensión del cabo mientras que los medios cotes evitan que dichas vueltas se deslicen.

  1. Se comienza formando dos vueltas alrededor del elemento donde se va a practicar el nudo.
  2. Se rodea el firme con el chicote, pasándolo primero por delante y luego por detrás de este y por sobre el chicote, como iniciando un ballestrinque.
  3. Se completa el ballestrinque cruzando el chicote y pasándolo por dentro de sí mismo.

Vuelta y dos cotes

Margarita

Se utiliza para acortar un cabo sin tener que cortarlo definitivamente, o bien para reforzar una zona dañada del mismo. No es recomendable utilizarlo si se precisa cierta seguridad, ya que sólo trabaja cuando los firmes están expuestos a tensión permanente.

1) Se realizan tres vueltas, todas hacia la derecha, sobre el sector del cabo que desea acortarse.
2) Se introduce la vuelta central a través de ambas vueltas laterales de la siguiente manera: de atrás hacia adelante en la vuelta de la derecha, y de adelante hacia atrás en la vuelta de la izquierda.
3) Para ajustarlo se tira primero de las gazas, que resultaron a ambos lados de las vueltas, y luego de los firmes.

Cómo hacer un nudo margarita

Hacer firme en la cornamusa

Si bien no puede considerarse un nudo, existe un procedimiento para afirmar, de manera segura, un cabo a una cornamusa.

  1. Se comienza dando una vuelta completa alrededor de la cornamusa.
  2. Se prosigue formando “ochos”, pasando el cabo alternadamente por debajo y por encima de las alas de la cornamusa.
  3. Se continúa girando el chicote sobre sí mismo de manera que la última vuelta resulte “mordida”.
  4. Se finaliza cazando firmemente el chicote.

Hacer firme en la cornamusa

Continua en: Curso de Timonel: Maniobra de fondeo (clase 19).

Darío G. Fernández
Director del ISNDF

Si desea realizar el curso de timonel completo en nuestro instituto, puede contactarse con nosotros a través de nuestro teléfono Cel. (011) 15 5644-2888, o bien vía mail a secretaria@isndf.com.ar
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29/05/2024 by Instituto Superior de Navegación

Curso de Timonel: Maniobra con embarcaciones de motor (clase 17)

Viene de: Curso de Timonel: la hélice (clase 16).

La maniobra con barcos propulsados a motor, tanto sea de pequeñas lanchas como de cruceros de porte, si bien las dificultades son mayores en estos últimos, poseen características similares en cuanto a la forma en que se comporta tanto la proa como la popa de la embarcación al momento de virar.

Está claro que navegando en aguas abiertas, tanto sea en desplazamiento como en planeo (tema que ya tratamos en clases anteriores), la conducción de una embarcación no presenta mayores dificultades y solo se remite a llevar el rumbo con el timón o el volante, controlando la velocidad como para que el oleaje no provoque excesivos golpes en el casco. Las dificultades en realidad se presentan al ingresar o salir de puerto, y son mayores aún al momento del atraque. Centraremos entonces lo que sigue en el análisis de las diferentes vicisitudes a tener en cuenta en esas instancias.

Avante y Reversa

A los efectos de llevar a cabo las diferentes maniobras, las embarcaciones cuentan con un volante o bien un timón, y un dispositivo para comandar el motor. El volante opera del mismo modo que cualquier automóvil, mientras que el comando del motor tiene solo tres posiciones. Cuando el mando se encuentra en la posición central (vertical) se dice que está en “neutral”, es decir que si bien el motor se encuentra en marcha, la hélice permanece inmóvil. La analogía con un automóvil sería cuando se encuentra en punto muerto.

Para salir de la posición neutral, en muchos comandos es preciso destrabar el mismo accionando alguna especie de gatillo o botón en la empuñadura. Cuando se acciona la palanca hacia adelante (en dirección a la proa), la embarcación da “avante”. En un primer momento, en cuanto el mando sale de la posición neutral, el reductor da impulso a la hélice a baja velocidad y la embarcación comienza a avanzar. A medida que vamos dando más recorrido a la palanca, las vueltas del motor irán en aumento, generando mayor velocidad. Cuando el comando se acciona en dirección a la popa, estaremos dando “reversa”, por lo tanto la embarcación retrocederá.

Maniobra con embarcaciones de motor

El movimiento de la popa

Lo primero que deben saber aquellos que se inician en la conducción de embarcaciones a motor, es que en nada se parece a la conducción de automóviles, fundamentalmente en dos aspectos. El primero es que una embarcación no tiene freno y, para detener su marcha, es preciso dar reversa. En este punto hay que hacer incapié en que, previo a la detención, debería navegarse a “mínima velocidad de gobierno”. La mínima velocidad de gobierno es la mínima velocidad a la que puede conducirse sin perder timón. Habitualmente esta velocidad se adquiere con el comando casi en la posición vertical. Es decir, en cuanto sale del neutral y la caja reductora acopla la hélice, pero con el motor girando a mínimas revoluciones. Si se pretende detener una embarcación que viene a alta velocidad dando reversa, probablemente se terminará dañando el reductor o la transmisión.

El segundo punto es que el giro en una embarcación de motor no se produce de igual modo que en un automóvil. En este último, el punto de giro se encuentra aproximadamente en el centro del eje trasero, mientras que en una embarcación dicho punto se ubica cercano a un tercio de su eslora, contando desde la proa. Esto provoca que, al virar hacia babor o estribor, la proa prácticamente no sufra ningún desplazamiento lateral, siendo la popa la que “rabea” (movimiento lateral que efectúa la popa de una embarcación al momento de virar).

Diferencia entre maniobras con embarcaciones y automóviles

En la imagen puede verse claramente cómo, a diferencia de un vehículo automotor, cuando se da timón a estribor, la popa rabea a babor, por lo que debe tenerse sumo cuidado de no colisionar con algún obstáculo u otra embarcación que se encuentre por babor de la misma. Como bien saben los que conducen automóviles, en estos eso no ocurre. Si se diese timón a babor, ocurriría el efecto contrario.

Efecto lateral de las palas

Como mencionábamos en clases anteriores, el sentido de giro de una hélice provoca un movimiento no deseado que se conoce como “efecto lateral de las palas”, Para explicarlo de un modo sencillo tomaremos como ejemplo una hélice dextrógira. Como ya vimos, la misma gira en sentido horario provocando el avance de la embarcación. Por lo tanto, cuando dicha embarcación retroceda, la hélice se encontrará girando en sentido anti horario generando, además del retroceso, el desplazamiento lateral de la popa hacia la banda de babor.

Efecto lateral de las palas

Por esa razón, si se pretende atracar un barco en reversa con una hélice dextrógira, será más sencillo hacerlo a babor. Si se pretende atracarlo por la banda de estribor, esto se tornará sumamente dificultoso ya que la popa se alejará del muelle. Como es obvio, con una hélice levógira ocurrirá el efecto contrario. Las embarcaciones con dos motores utilizarán una dextrógira y una levógira a fin de compensar el efecto lateral.

Atracar y zarpar de puerto

Lo primero que debe tenerse en cuenta cuando se pretende ingresar o salir de puerto, a fin de amarrar o zarpar, es que esto debe hacerse a mínima velocidad de gobierno, de forma tal que cualquier falla en la maniobra no pueda causar daños graves tanto a nuestra embarcación como a las de terceros. Es necesario además prever cada una de las maniobras con la debida antelación, evitando dejar para último momento la colocación de defensas o la preparación de las amarras. Cuando se pretende amarrar a un muelle concurrido, es preciso detener la embarcación en cuanto nos encontremos en el espacio destinado a la nuestra. Para ello es conveniente tomar al menos una amarra de proa y una de popa a fin de detener los movimientos de la misma, evitando así golpear a los barcos vecinos. Una vez conseguido esto, puede ajustarse la medida de cada amarra con absoluta tranquilidad.

Cuando pretendemos atracarnos a un muelle de costado (abarloarse), algo muy frecuente en las guarderías de lanchas, el procedimiento será el siguiente:

Atracarse a muelle

  1. Navegaremos a mínima velocidad, paralelos al muelle, hasta encontrar el lugar destinado para nuestra embarcación.
  2. Giramos el timón en dirección al muelle, aproximándonos en un ángulo cercano a los 45o.
  3. Una vez en el lugar, volvemos a dar timón a la otra banda a fin de colocarnos paralelos al muelle y cortamos la propulsión colocando el comando en la posición neutral. De ser necesario, si la embarcación continúa avanzando, podemos detenerla por completo dando a la embarcación un suave toque en reversa. Hecho esto, tomaremos amarras, comenzado preferentemente con la de proa.

Una consideración importante a tener en cuenta es que es sumamente recomendable atracarse siempre avanzando contra la corriente. De este modo es mucho más sencillo moverse a mínima velocidad de gobierno sin perder timón. Por otra parte, una vez llegado al lugar de amarra, la embarcación se detendrá por completo con solo cortar la propulsión, sin necesidad de dar reversa. Otra ventaja es que, si atracamos de proa a la corriente y tomamos la amarra de proa, dicha corriente actuará sobre la embarcación acercándola al muelle, lo que facilitará el resto de la maniobra.

Si pretendemos amarrar con la corriente a favor, la velocidad de propulsión de nuestro barco se sumará a la de la corriente, provocando que la maniobra se lleve a cabo a velocidad excesiva. Por otra parte, será más difícil detener su avance una vez ubicados en nuestro espacio, por lo que habrá que dar bastante máquina en reversa para lograrlo.

Cuando lo que pretendemos es zarpar alejándonos del muelle, el procedimiento recomendado es el que sigue:

Zarpar de muelle

  1. Dar timón hacia la banda contraria al muelle y colocar el comando en reversa a mínima velocidad, a fin de separar la popa del muelle.
  2. Continuar separándose en reversa en un ángulo próximo a los 45o, hasta que no encontremos obstáculos a nuestro alrededor.
  3. Seguimos suavemente en reversa, gobernando hasta posicionarnos paralelos al muelle, y cortamos la propulsión colocando el mando en neutral.
  4. Damos avante y viramos con el timón alejándonos del muelle.

Continua en: Curso de Timonel: cabullería (clase 18).

Darío G. Fernández
Director del ISNDF

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