Viene de: Viento real y aparente (clase 8).
La característica sobresaliente que poseen los actuales veleros con aparejo “sloop” respecto de sus predecesores, es su capacidad de navegar “contra el viento”. Esto no quiere decir que podamos enfrentar directamente al viento y navegar hacia él; pero sí podremos hacerlo con un ángulo relativamente pequeño respecto de la dirección del viento (entre 30º y 45º aproximadamente), y dependiendo por supuesto de las características del barco.
Cuando una embarcación ingresa dentro de ese ángulo muerto, ésta se detiene, y en tal caso decimos que se está “aproado al viento” o “enfachado”. Si en cambio se navega con viento de popa, se dice que venimos navegando de “popa redonda” o “de empopada”. Existe toda una nomenclatura que se utiliza para definir el rumbo al que navega un buque según desde donde le llegue el viento, y eso es lo que veremos a continuación:
- Por la amura: Cuando decimos que navegamos “por la amura” nos referimos al rumbo en que lo hacemos lo más cerca del eje del viento posible. Las velas deberán ir cazadas al máximo.
- A un descuartelar: Se dice que un barco navega “a un descuartelar” o “de bolina” cuando lo hace con un ángulo un tanto mayor que el anterior (entre 50º y 80º de la proa). Aquí las velas deben llevarse un poco más “filadas” que en el caso anterior.
- Por el través: Un barco se encuentra navegando por el través cuando recibe el viento cerca de la perpendicular a la línea de crujía. En este rumbo, generalmente, se consigue la mayor velocidad y las velas deberán filarse aún más (aproximadamente 45° de crujía).
- A un largo: Se navega “a un largo” cuando el barco recibe el viento en un ángulo que ronda entre 110° y 140° de la proa (entre el través y la aleta). En este caso las velas irán bien abiertas.
- Por la aleta: Como su nombre lo indica, en este rumbo la embarcación recibirá el viento “por la aleta”, aproximadamente a unos 10° del rumbo “popa redonda”. Aquí se filan totalmente las velas, siendo además el rumbo ideal para la utilización del spinaker.
Existe además una gran cantidad de términos que se utilizan cuando se maniobra con velas. Aquí van algunos más:
- Orzar o Ceñir: Hablamos de orzar o ceñir cuando la embarcación encara la proa hacia el eje del viento.
- Derivar: Se dice que un barco “deriva” cuando aleja su proa del eje del viento.
- Portar: Si bien se suele decir que una vela “porta” bien cuando se encuentra perfectamente orientada, decimos que navegamos con vientos “portantes” o “francos” cuando lo hacemos con vientos favorables que llenan bien las velas. Los vientos portantes son aquellos que recibimos por el sector de popa (popa redonda, largo o aleta).
- Amurado a estribor y a babor: Una embarcación se encuentra “amurada a estribor” cuando recibe el viento por la banda de estribor. De recibir el viento por la banda contraria, diríamos que tenemos “amuras a babor”.
- Virar: Cuando en una embarcación se cambia el rumbo de modo tal que también cambia la banda por la que se recibe el viento, estamos virando. Existen dos formas bien distintas de realizar ésta maniobra: por avante y en redondo.
Virar por avante
La virada por avante consiste en cambiar de amura mediante una “ceñida” y luego una “derivada”.
Se comienza cazando bien las velas tratando de orzar al máximo (2), hasta que la proa haya pasado el eje del viento (3). En este punto la posición de las velas cambia a la otra banda (4), se cambia de amura y se comienza a “derivar” el barco hasta el rumbo deseado (5) mientras se filan las velas convenientemente. Esta forma de virar es mucho más sencilla que la “virada en redondo”, ya que al ser la proa del barco la que cruza el eje del viento no se pierde barlovento y no se corre el riesgo de un golpe feroz de la botavara (trasluchada), como se verá más adelante.
En los ejemplos que siguen se comienza navegando por el través, pero se pueden iniciar ambas maniobras desde cualquier rumbo que se desee.
Virar en redondo
Si bien en la “virada en redondo” o “trasluchada” el resultado es el mismo que en la virada por avante, el procedimiento es exactamente opuesto al anterior, ya que en este caso se comienza “derivando”.
La maniobra consiste en cambiar de amura, haciendo pasar el eje del viento por la popa del barco. Cuando ésta se lleva a cabo, es aconsejable hacerlo con sumo cuidado ya que, a diferencia de la virada por avante, aquí las velas no “gualdrapean” sino que “portan” casi todo el tiempo, razón por la cual pasan bruscamente de una banda a la otra. En el caso de la vela mayor, un golpe brusco de la botavara puede causar serios riesgos en la jarcia e incluso la rotura del palo mayor (desarbolar). Esto se evita “cazando” al medio la vela mayor, al momento de cambiar de banda, y luego “filandola” suavemente.
La “trasluchada” se inicia “derivando” lentamente (2) hasta navegar en “popa redonda”. Es en este punto (3) cuando se “caza” al medio la mayor mientras se continúa derivando y se cambia de amura. Una vez hecho esto se van “filando” lentamente las velas (4) hasta orientarlas adecuadamente para el rumbo elegido (5).
Navegar contra el viento
Como ya vimos anteriormente, existe una “zona muerta” de aproximadamente 90o dentro de la cual es imposible navegar. Esto no quiere decir que, de ser preciso avanzar hacia un punto determinado, no podamos hacerlo aun con viento de frente. La forma de resolver esto es muy sencilla y se conoce con el nombre de “hacer bordes” o, como se dice comúnmente, “bordejear”.
La maniobra consiste en navegar lo más en ceñida posible respecto del eje del viento, por ejemplo a 45°, para luego “virar por avante” y continuar navegando también en ceñida, con un rumbo de 90° respecto del anterior. El timonel decidirá la cantidad de bordes que hará para llegar a su objetivo, pudiendo hacer solo dos “bordes largos” o bien muchos “bordes cortos”. La “zona muerta” dependerá fundamentalmente del diseño del barco, siendo más aprovechable aquel en el que dicha zona sea lo más reducida posible. Las embarcaciones que se utilizan en competencias son por lo general más “orzadoras” que aquellas que se utilizan en navegaciones de crucero.
Continua en: Curso de Timonel – Reducir o aumentar el velamen (clase 10).
Darío G. Fernández
Director del ISNDF
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