Viene de: Latitud y longitud (clase 4).
Cuando se hace mención a los cuatro problemas de la navegación, concretamente se está haciendo referencia a las cuatro incógnitas que todo navegante debe tener en cuenta de manera permanente a los efectos de llevar la navegación a buen término. Estos cuatro interrogantes son:
- La posición: Es la situación geográfica en la que se encuentra la embarcación expresada por medio de las coordenadas Latitud y Longitud, vistas anteriormente. Es indispensable que el navegante conozca con precisión la posición inicial de la embarcación, a fin de poder obtener la misma a intervalos regulares. Es además de suma importancia determinar dicha posición toda vez que sea posible, por medio de los métodos que veremos más adelante.
- La dirección: Es el rumbo al que se debe gobernar el barco para llevarlo a destino. Como veremos en este capítulo, es el ángulo formado entre la trayectoria que lleva la embarcación y el Norte.
- La distancia: Es el trayecto recorrido por el barco al rumbo dado, en un intervalo de tiempo determinado. La distancia recorrida se determina mediante el cálculo entre la velocidad de la embarcación y el tiempo navegado.
- La profundidad: Es el conocimiento de la cantidad de agua que el barco tiene debajo de su quilla, imprescindible para saber por qué zonas no puede navegar. Este tema se tratará en profundidad en el capítulo destinado a las mareas.
La Posición
Para graficar la posición de un buque a partir de sus coordenadas geográficas es preciso contar con una carta náutica de la zona. Más adelante nos referiremos en profundidad a este tema, pero por ahora simplemente diremos que una carta náutica es una representación de un sector determinado de la superficie terrestre sobre un plano de papel. De más está decir que esto redunda en ciertas imperfecciones, ya que no es sencillo proyectar una superficie curva en una plana sin deformación alguna.
La carta más utilizada en navegación es la “Mercator”, la cual explicaremos exhaustivamente en el capítulo próximo y que se basa en proyectar todos los puntos de la esfera sobre un cilindro que más tarde se desarrolla y se transforma en un plano. Antiguamente, y aún hoy en algunos países, para la determinación de las coordenadas geográficas (Latitud y Longitud) se utilizaba el sistema sexagesimal. Es decir: grados, minutos (60 por grado) y segundos (60 por minuto). En la actualidad, en las cartas, a fin de facilitar la lectura, para las fracciones de minuto se utilizan las milésimas de minuto en lugar de los segundos. Es decir que, hoy en día, hacemos uso de un sistema combinado entre el sexagesimal (para los grados y minutos) y el decimal (reemplazando a los segundos por fracciones de minuto), lo cual puede generar bastante confusión al principio. De todo lo visto hasta aquí se desprende que una carta de proyección Mercator será un gráfico como el que se representa a continuación:
En el gráfico puede apreciarse claramente que los meridianos crecen hacia el Oeste desde el 0º (Meridiano de Greenwich) y las latitudes aumentan hacia el Norte desde el Ecuador. Otra cosa que se observa es que mientras los meridianos son equidistantes entre sí, los paralelos aumentan su separación a medida que nos alejamos del Ecuador. Esto se verá más adelante.
A partir del gráfico de la figura, con escalas graduadas de latitud y longitud, en grados, minutos y fracción de minutos, podemos obtener las coordenadas geográficas de cualquier punto en la carta. También puede llevarse a cabo el proceso inverso. Es decir, dadas las coordenadas de un punto cualquiera, situarlo en la carta con absoluta facilidad. Veamos un ejemplo.
Ubicaremos en la carta el punto “A” con las siguientes coordenadas:
j = 34o 29,400’ S
w = 58o 26,600’ W
La Dirección (Rumbo)
Podemos definir al rumbo como el ángulo comprendido entre la línea que representa el desplazamiento del barco y el Norte. Para ello se toma como punto de partida el punto cardinal Norte, al que se conoce como ángulo 0°, y que quedará definido por la intersección entre el meridiano del lugar en dirección al polo Norte, y el plano del horizonte. El rumbo seguido por la embarcación será entonces un ángulo de 0° a 360°, medido en sentido horario (sentido de las agujas del reloj).
Definiremos entonces a los cuatro puntos cardinales como:
- Norte (N): Rumbo 0°.
- Este (E): Rumbo 90°.
- Sur (S): Rumbo 180°.
- Oeste (W): Rumbo 270°
Las líneas N-S y E-W dividen a la rosa de los vientos en cuatro cuadrantes, contando el primero desde el Norte y en sentido horario. A su vez, cada cuadrante puede subdividirse en dos por las líneas noreste – sudoeste (NE-SW) y noroeste – sudeste (NW-SE). Además, cada nuevo sucuadrante puede volver a dividirse conformando así los 16 rumbos básicos. De este modo, entre el Norte y el Noreste, tendremos el Nor-Noreste, entre el Este y el Noreste tendremos el Este-Noreste, y así sucesivamente.
Habiendo definido claramente lo que es el rumbo, puede establecerse que la dirección o rumbo con el que se desplaza nuestra embarcación habrá de graficarse en la carta náutica con suma facilidad. Es decir, si el rumbo es el ángulo formado entre la línea que representa nuestra dirección respecto del Norte, conociendo dicho ángulo, y si contamos con los elementos de dibujo necesarios para la medición y el trazado, solo habrá que trazar una línea que forme dicho ángulo con el meridiano del lugar. Al trazado del rumbo sobre la carta náutica lo llamaremos “Rumbo verdadero” (Rv), y representará el ángulo formado entre la línea de nuestro rumbo y el Norte verdadero.
En la figura anterior se ha graficado un Rumbo Verdadero de 60º, o sea, una línea que guarda con el norte un ángulo de 60º. Los elementos más utilizados para trazar rumbos y transportarlos son las reglas paralelas, escuadra transportador y el talco.
Procedimiento para el uso de las reglas paralelas
Para medir un rumbo determinado por medio de las reglas paralelas se procede de la siguiente manera:
Con la regla totalmente cerrada, se ubica la misma de manera tal que su borde superior coincida con la línea de rumbo que se pretende medir.
Se abre la parte inferior de la regla hasta que la marca central que ésta tiene en su parte inferior coincida con cualquier meridiano de la carta. Generalmente esta marca viene indicada con la letra “S” (Sur).
Se cierra completamente la regla llevando la parte superior hacia la inferior. La lectura se efectúa donde el meridiano que coincide con la marca “S” corta a la escala graduada que está impresa sobre la parte superior de la regla. Nótese que sobre el borde graduado figuran dos escalas que guardan entre sí una diferencia de 180º. Esto tiene como finalidad el poder medir de manera directa rumbos opuestos, es decir en ambos sentidos.
Si lo que se pretende hacer, en lugar de medir, es llevar un rumbo a la carta, el procedimiento a efectuar será exactamente a la inversa:
Supongamos que necesitamos trazar un rumbo de 75º. Para ello, ubicaremos la regla cerrada sobre cualquier meridiano de la carta y la inclinaremos hasta hacer coincidir, sobre dicho meridiano, la marca indicada con la letra “S” en la parte inferior y el rumbo que se pretende trazar (en este caso 75º) en la parte superior. Lo que sigue es hacer “caminar” a la regla sobre la carta, abriendo en primer lugar la parte inferior y cerrando luego la superior sobre la inferior alternadamente, hasta lograr que quede ubicada sobre el punto desde donde se desea trazar el rumbo elegido.
Luego se traza el rumbo sobre la parte superior de la regla.
El método para la medición o el trazado de ángulos, utilizando el talco o las escuadras, es sumamente sencillo y no requiere de explicaciones adicionales. Para trazar sobre la carta náutica el rumbo al que navega nuestra embarcación, previamente será preciso determinar fehacientemente el mismo, tema que se tratará en profundidad en próximos capítulos.
La Distancia
Para determinar la distancia comprendida entre dos puntos cualesquiera de la esfera terrestre, la unidad utilizada será la Milla náutica. Se define como “Milla náutica” o “Milla marina” al equivalente a 1’ (un minuto) de círculo máximo, es decir del perímetro terrestre. Como sabemos, los meridianos son todos círculos máximos, razón por la cual habitualmente suele decirse que una milla náutica equivale a un minuto en la escala de las latitudes. Si llevamos adelante los cálculos correspondientes, comprobaremos lo siguiente:
Al perímetro terrestre (aproximadamente 40.000 km.) lo dividimos por 360° y obtenemos la distancia equivalente a 1° de latitud (111,11 km.).
Esta distancia dividida por 60’ da como resultado que un minuto de latitud equivale a 1.852 metros.
1 Mn = 1’ = 1.852 m
Conociendo esto es factible determinar el valor en kilómetros de cualquier distancia sobre la carta, simplemente trasladando esa distancia a la escala de latitudes y obteniendo su valor en minutos. Una vez hecho esto, solo deberá multiplicarse dicho valor por 1,852. En realidad, en la práctica de la navegación, es innecesaria la conversión a metros o kilómetros, ya que las unidades utilizadas son exclusivamente la milla náutica y sus derivados.
El instrumento para la medición y traslado de distancias en la carta náutica es el compás de punta seca.
Veamos un ejemplo de su utilización: Se abre el compás de punta seca y se toma la distancia entre los puntos “A“ y “B”. Luego se traslada dicha medida a la escala de las latitudes. En este caso en particular, el resultado obtenido es una distancia de 1,4 Millas náuticas (1,4’ de latitud). En cartas que representan grandes extensiones, es de suma importancia que dicha medida sea trasladada al sector de la escala más cercano a la latitud del lugar ya que, como habíamos mencionado y veremos más adelante, la escala de latitudes no es equivalente a la de las longitudes (salvo en el Ecuador) sino que se extiende a medida que nos aproximamos hacia los polos.
La distancia recorrida por una embarcación en un tiempo determinado será el producto entre la velocidad que lleva la misma y el tiempo de navegación:
D =Vx t
Puede también calcularse la velocidad a la que navega una embarcación despejando “V” en la fórmula:
V= D / t
Como vimos anteriormente, “D” se mide en millas náuticas y “t” en horas, con lo que queda definida la unidad de velocidad: el Nudo. Es decir que una embarcación que navegando durante una hora de tiempo, recorre una distancia de 1 milla náutica de distancia, habrá navegado a una velocidad de 1 nudo.
1 nudo = 1 milla náutica / hora
Otras unidades para medir distancia:
1 cable = 185,2 m 1 braza = 1, 85 m
1 pie = 30,5 cm.
El instrumento que se utiliza a bordo para medir velocidad es la corredera. Dicho instrumento viene provisto de una pequeña hélice que se encuentra ubicada, a través de un pasacasco, por debajo de la línea de flotación. El desplazamiento de la embarcación provoca que el flujo de agua, que corre por debajo del casco, haga girar dicha hélice, dependiendo su velocidad de giro de la de la embarcación. La cantidad de vueltas con las que gira la hélice es captada por un sensor electromagnético, que envía impulsos eléctricos al instrumento digital que se instala en el tablero principal. A mayor cantidad de vueltas de la hélice, mayor será la velocidad registrada.
Las correderas digitales cuentan con una memoria que permite acumular la distancia recorrida, evitando de este modo el hacer los cálculos de la velocidad en función del tiempo. Hasta no hace mucho tiempo, las correderas operaban de manera mecánica. En éstas, el movimiento de la hélice era transmitido a una aguja sobre una escala graduada, por intermedio de un sistema de engranajes. Dichas correderas se arrojaban al agua, sujetadas con un fino cabo, y luego se subían a bordo a fin de efectuar la lectura. Las correderas primitivas, llamadas por entonces “correderas de barquilla”, consistían en un dispositivo de madera (normalmente de forma triangular) que, sujeto a un largo cabo, se arrojaba al agua. Dicho cabo, al que previamente se le habían practicado nudos a intervalos regulares, se dejaba correr (frenado en el agua por el dispositivo de madera) y se contaban los nudos que iban pasando durante un intervalo de tiempo determinado. Así, si el marinero a cargo de la operación contaba 5 nudos, esa era entonces la velocidad de la embarcación. El término “nudo” proviene de ese viejo sistema.
Cabe aclarar que las correderas, tanto sean las primigenias como las más modernas, solo pueden registrar la velocidad a la que la embarcación se desplaza sobre la superficie del agua (que pocas veces coincide con la verdadera). La velocidad real o verdadera de una embarcación cualquiera, es aquella registrada sobre el fondo marino, y solo será igual a la de la corredera de no existir corrientes marinas. Este tema se verá en profundidad más adelante.
La Profundidad
El movimiento de las aguas que cubren la mayor parte del planeta Tierra, tanto sea de océanos, como de mares, ríos y lagos, es el cuarto y último problema al que debe enfrentarse el navegante. Nos abocaremos a su estudio minucioso en el capítulo destinado a las mareas.
Continua en: Los diferentes métodos de navegación (clase 6).
Darío G. Fernández
Director del ISNDF
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