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30/05/2024 by Instituto Superior de Navegación

La eclosión en la Edad Media y la cartografía del Renacimiento (Clase 17)

Viene de: El retroceso medieval (Clase 16)

La eclosión en la Edad Media

Si ningún lugar a dudas, la obra de Al Idrisi influyó de manera determinante en la cartografía de los años venideros. En tal sentido, y casi en las postrimerías de la Edad Media, comienza a surgir en Europa una nueva manifestación de la cartografía de la época: las cartas marinas, también conocidas como “portulanos”. Si bien no se puede determinar a ciencia cierta dónde comienzan sus orígenes, se presume que los más antiguos datan del siglo XIII. Los portulanos, utilizados mayormente en navegaciones de cabotaje, presentan una característica que los diferencia de las cartas o mapamundis de la época: traían representada la rosa de los vientos, en una señal inequívoca de la utilización de la brújula en navegación. La forma de representar los rumbos en dichas cartas se basaba en un entramado de líneas que entrecruzaban todo el mapa, formando una especie de telaraña a la que denominaban “ombligo”, cuyas líneas partían de las rosas de los vientos antes mencionadas.

Entre los portulanos más conocidos podemos citar el Atlas de Cresques, una representación del mar Mediterráneo que data del año 1375.

Existen dos grandes grupos entre los que pueden clasificarse los portulanos: italianos y españoles. La característica que los diferencia reside en que los portulanos italianos representaban solamente el perímetro continental, mientras que los españoles extendían sus gráficos a las zonas terrestres. Era frecuente encontrar en los portulanos españoles la representación no solo de ríos interiores, sino también de relieves propios del terreno e incluso detalles de las ciudades más importantes.

La diferencia más concluyente tanto en los métodos de navegación como en la cartografía de la Edad Media, está dada sin lugar a dudas por la utilización de la brújula. Si bien se presume que esta ya era utilizada en la China en el siglo IX, su aplicación en el mar parece demorarse hasta comienzos del siglo XIII.

La cartografía del Renacimiento

No caben dudas que la revolución definitiva de los métodos de navegación se produce a partir de las expediciones tanto de portugueses como de españoles al nuevo continente. Esto responde indudablemente a los intereses políticos y económicos que ambos países depositaban en las nuevas tierras. De aquí que los gobiernos europeos se abocaran a la tarea de financiar todo tipo de expediciones y se comenzara a considerar a la cartografía como una poderosa herramienta de índole política y comercial. Esto, que tiene su origen en España y Portugal, rápidamente se extendió a países como Francia, Inglaterra y Alemania. En ese sentido, el Rey Carlos V puede ser considerado como uno de los grandes impulsores de la cartografía de Europa. Consciente de su valor, formó a un grupo de cartógrafos de gran renombre, pertenecientes a la Universidad de Lovaina (donde actualmente se encuentra Bélgica), para encargarle una reproducción cartográfica de los países bajos. Dicha universidad, una de las más antiguas del mundo, reunía por entonces a los más prestigiosos nombres de la astronomía, la geografía y las matemáticas.

El grupo formado por el Rey incluía a Gerard Kremer (1512-1594), Jacob Van Deventer (1500-1575) y Jemme Reinerzoon (1508-1555), todos ellos pertenecientes a un prestigioso grupo de cartógrafos flamencos. Debido a que el idioma que se consideraba científico por aquella época era el latín, los tres decidieron reemplazar sus nombres verdaderos por Gerardus Mercator, Jacobus de Deventria y Gemma Frisius respectivamente. Si bien es cierto que el nombre que mayor fama ha adquirido a lo largo de los años es el de Mercator, este fue alumno de Frisius y este último a su vez lo fue de Deventer.

Jacob Van Deventer preparó para Carlos V una representación sumamente fidedigna de los países bajos en varias entregas parciales. Estos mapas resultaron de tal agrado para el emperador, que le nombró su cartógrafo personal con una abultada renta mensual.

La obra de Deventer sirvió de inspiración a Mercator para el desarrollo de su tan conocida proyección.

Continua en: Gerard Kremer, alias Mercator y El ignoto Pedro Apiano (Clase 18)

Darío G. Fernández
Director del ISNDF

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30/05/2024 by Instituto Superior de Navegación

Los Sistemas de Comunicaciones (Clase 65)

Viene de: Nociones sobre Señales Eléctricas (Clase 64)

Veremos a continuación el principio de funcionamiento y operación de los sistemas de comunicaciones utilizados en navegación:

Transmisión de la voz

Un micrófono no es otra cosa que un transductor de sonidos en impulsos eléctricos. Esto quiere decir que cuando hablamos, obtendremos entre los terminales del micrófono una señal eléctrica de corriente alterna sinusoidal (Fig. 173).

Las distintas variaciones en los tonos de la persona que habla producirán variaciones en la frecuencia de la señal de salida, mientras que el volumen con el que se habla provocará cambios en la amplitud de dicha señal. En resumen, a tonos más agudos corresponden frecuencias más altas, mientras que a volúmenes mayores corresponden aumentos en la amplitud. Esta señal, debidamente amplificada (aumentada en amplitud) puede ser perfectamente enviada a través de un conductor eléctrico (cable) a un dispositivo que produzca el efecto inverso que el micrófono, es decir que convierta la señal eléctrica en sonido. Este transductor de impulsos eléctricos en sonido es más conocido como parlante (Fig. 174).

Tanto la música como la voz humana producen señales de tipo sinusoidal. Cabe aclarar que el espectro audible del ser humano va desde los 20 Hz hasta los 20.000 Hz (20 KHz), por encima de los cuales se ubican los ultrasonidos. Como se aprecia en la figura 174, este tipo de transmisión no presenta ningún inconveniente, ya que con dos transductores y un cable puede establecerse cualquier tipo de comunicación (telefonía fija). El problema se presenta cuando es preciso establecer comunicaciones inalámbricas, como es el caso que nos ocupa.

El principio en que se basan las radiocomunicaciones se basa en el descubrimiento de que las señales de alta frecuencia pueden fácilmente propagarse por el espacio al igual que otras formas de radiaciones, tales como la luz, a la velocidad de 300.000 Km/seg.

Estas ondas electromagnéticas pueden además refractarse según lo que se verá más adelante (Fig. 175).

El principal inconveniente reside en que las señales producto de la voz humana son de frecuencia muy baja para su propagación. Deberá entonces convertirse, en el equipo transmisor, dichas señales del espectro audible a frecuencias aptas para su transmisión en el éter para así, luego, ser recuperadas en el equipo receptor.

A este proceso se lo conoce como modulación, la que puede ser de dos tipos: modulación de amplitud y modulación de frecuencia.

• Modulación de amplitud: Como habíamos visto con anterioridad, para que una señal viaje por el espacio es preciso que su frecuencia sea elevada. Para lograr este objetivo se toma una señal de frecuencia elevada que actuará como transporte de la señal de audio. A esta frecuencia se la llamará “portadora“. El método mediante el cual se varía o modula la amplitud de la onda portadora de acuerdo a las variaciones de amplitud de la señal de sonido, se llama “modulación de amplitud“ (AM) (Fig. 176).

Como se observa en la figuras 176 y 177, la señal moduladora (1) debidamente amplificada ingresa al modulador junto con la onda portadora (2) generada por el oscilador. De la combinación de ambas surge una nueva señal a la que llamaremos “señal modulada“ (3). Esta nueva señal tiene la particularidad de transportar la información de la señal de audio en forma de señal envolvente, debido a que se varía su amplitud en función de las variaciones de amplitud de la señal moduladora. Esta nueva señal modulada en amplitud se amplificará y se enviará a la antena para ser transmitida.

Del otro lado se realizará el proceso inverso, haciendo pasar a la señal modulada por un demodulador, del que se recuperará la señal envolvente que luego será amplificada y enviada al parlante.

Bandas laterales

Cuando se modula una portadora de RF (radiofrecuencia) en amplitud, se produce en el modulador lo que se conoce con el nombre de “batido de frecuencias”, cuyo efecto es el de añadir nuevas frecuencias además de la frecuencia de la portadora. Estas frecuencias que aparecen son dos y serán el resultado de la suma y de la diferencia de la portadora y la señal de audio. Por ejemplo, si una transmisión con una portadora de 600 KHz se modula con un tono de audio de 2 KHz, las frecuencias que se generan contendrán, además de la frecuencia de la portadora, la suma (602 KHz) y la diferencia (598 KHz) de frecuencias. A estas nuevas frecuencias se las llama “bandas laterales“. La frecuencia más alta es la banda lateral superior y la frecuencia más baja es la banda lateral inferior. El espectro de frecuencias comprendido entre ambas bandas laterales se conoce como “ancho de banda“ de la transmisión (Fig. 178).

En el ejemplo anterior el ancho de banda es de 4 KHz. Si se reduce la frecuencia de la señal moduladora de 2 KHz a 1 KHz, las bandas laterales estarán más próximas a la frecuencia de la portadora y el ancho de banda será solamente de 2 KHz. De esto se desprende que toda la información de la señal moduladora se encuentra contenida en las bandas laterales y no en la portadora. En la transmisión de la palabra, la señal moduladora contiene muchas frecuencias que pueden estar 5 KHz por encima o por debajo de la frecuencia de la portadora, lo que da como resultado un ancho de banda de cada banda lateral de aproximadamente 5 Khz (Fig. 179).

Dado que toda la información de la señal moduladora se encuentra totalmente concentrada en cada una de las bandas laterales, a los efectos de la transmisión resulta más sencillo y económico transmitir solamente una de las bandas laterales, prescindiendo de la otra así como de la portadora. A este sistema se lo conoce con el nombre de “banda lateral única“ (BLU) y es el utilizado en transmisiones en alta mar como se verá más adelante.

• Modulación de frecuencia: Mediante este proceso, la información de la señal moduladora (1) se superpone a la onda portadora (2), haciendo variar su frecuencia en lugar de variar su amplitud. Las ondas moduladas en frecuencia (3) mantienen su amplitud constante (Fig. 180).

La ventaja de las transmisiones en frecuencia modulada (FM) reside en que los ruidos que puedan aparecer en el proceso solo afectarán a la amplitud de la señal modulada y no a su frecuencia, con lo cual la recepción se ve poco afectada y se obtienen transmisiones de gran calidad. Como se observa en la figura 180, cuando la señal moduladora aumenta hasta su máximo, la frecuencia de la portadora aumenta también. Cuando pasa por el máximo negativo, la portadora alcanza su frecuencia mínima. Si no existe señal moduladora, la portadora se mantiene en su valor central.

Por ejemplo, si la frecuencia central de la portadora es de 100 MHz, una señal de audio débil puede producir una variación en más o en menos de 10 KHz, es decir una diferencia entre 99,99 MHZ y 100,01 MHz. Una variación de importancia puede producir una diferencia de 50 KHz, o sea entre 99,95 MHz y 100,05 MHz.

Se ha establecido que la máxima desviación de la frecuencia portadora sea de 75 KHz en más o en menos de la frecuencia central asignada, dejando además 25 KHz a cada lado como margen de seguridad. Entonces, se tiene 75 KHz + 25 KHz = 100 KHz a cada lado de la frecuencia de la portadora, lo que hace un total de 200 KHz para cada canal de FM.

Continúa en: Transreceptores de Radio y Propagación de las ondas (Clase 66)

Darío G. Fernández
Director del ISNDF

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30/05/2024 by Instituto Superior de Navegación

Nociones sobre Señales Eléctricas (Clase 64)

Viene de: Para los mas curiosos: Método del Pescador o de la “Epacta” (Clase 63)

El descubrimiento de las ondas de radio, durante las primeras décadas del siglo XX, ha ido favoreciendo y perfeccionando paulatinamente los métodos tradicionales de navegación. Inicialmente estas ondas de radio permitían, con una facilidad hasta entonces desconocida, la puesta en hora de los cronómetros de navegación (imprescindibles en navegación astronómica). Esto era posible gracias a la radiodifusión de señales horarias tomando como referencia la hora de Greenwich.

Posteriormente, la llamada “navegación electrónica” (originalmente “radioeléctrica”), se basó en sus orígenes en la utilización de diferentes equipos electrónicos capaces de recibir y procesar señales procedentes de diversos transmisores ubicados en tierra, y diseñados exclusivamente para tal fin.

En sus comienzos, las estaciones terrestres recibían el nombre de “radioayudas”, ya que su utilización no pretendía de ningún modo reemplazar a los métodos convencionales conocidos hasta entonces para determinar la posición exacta en el mar (navegación costera y astronómica), sino mas bien oficiar como un recurso más de ayuda al navegante. Como veremos mas adelante, estas radioayudas permitían al navegante obtener líneas de posición respecto de las antenas transmisoras, siendo necesarias tres de estas señales para obtener la posición exacta (triangulación). Uno de los primeros equipos diseñados con esta finalidad fue el “radiogoniómetro”. La evolución permanente de la tecnología ha provocado una verdadera revolución en los sistemas electrónicos de navegación. Basta pensar que desde los primeros radiogoniómetros hasta las modernas pantallas multifunción (que permiten combinar GPS con cartas náuticas de la zona e imágenes de radar) hasta los avanzados dispositivos AIS, han transcurrido poco más de sesenta años. Es decir, una pequeñísima fracción de tiempo dentro de lo que representa la historia de la navegación desde sus albores.

No pretende este capítulo profundizar en conocimientos de electrónica avanzada; pero con el fin de comprender mejor lo que sigue, detallaremos algunos conceptos básicos acerca de las señales eléctricas.

Las señales eléctricas se pueden definir por varios de sus parámetros, como son su tensión, corriente, potencia, etc. Sabemos que si aplicamos entre los extremos de un conductor una diferencia de potencial o tensión (V), esto generará una circulación de corriente (I) por el interior del mismo (movimiento de electrones)(Fig. 169). Del valor de la tensión aplicada dependerá el valor de la corriente que circule, siendo este último, directamente proporcional al primero.

La unidad de tensión es el Volt, mientras que la unidad de corriente es el Amper. Podemos definir entonces una nueva unidad que es el producto de ambas: el Watt, que es la unidad de medida de la potencia.

Tensión (V) = Volt (V) Corriente (I) = Amper (A) Potencia (P)= Watt (W)

Potencia = Tensión x Corriente

Queda claro entonces que, en un circuito eléctrico, la potencia que este puede consumir será mayor cuanto mayor sea la tensión aplicada o la corriente que por él circule.

Otro elemento a tener en cuenta es el valor de la resistencia (R) que presente dicho conductor o circuito eléctrico. Podemos definir a la resistencia como la oposición al paso de la corriente por un conductor. Fácil es entonces establecer que a igual tensión aplicada entre sus extremos, la corriente que circule será menor cuanto mayor sea su resistencia (Fig. 170).

La fórmula que la expresa es la siguiente:

Resistencia (R) = Tensión / Corriente

La unidad con que se mide la resistencia es el OHM (W)

Tanto la tensión como la corriente pueden ser de dos tipos, dependiendo de si sus valores son variables o permanecen constantes en el tiempo. De aquí que podemos hablar de corriente continua o corriente alterna.

• Corriente continua (CC): Si el valor de la amplitud o intensidad de la corriente que circula por un conductor permanece fija en el tiempo, estaremos hablando de corriente continua (Fig. 171).

Como podemos apreciar, la representación gráfica de la corriente continua (CC) es una recta. Por supuesto que cuando trabajamos con corrientes continuas se debe tener en cuenta que siempre existe un polo + y un polo –. Es el caso característico de las baterías de 12 V o de las pilas que utilizan todos los artefactos electrodomésticos.

• Corriente alterna (CA): La corriente alterna, a diferencia de la continua, varía en el tiempo de la siguiente manera (Fig. 172):

A medida que transcurre el tiempo, crece el valor de la amplitud hasta llegar a un máximo. A partir de este punto, a medida que continúa aumentando el tiempo, la amplitud decrece hasta llegar a cero. Una vez transcurrido este semiciclo, la curva se vuelve a repetir pero con sentido inverso (la corriente toma valores negativos) hasta llegar nuevamente a cero. Esta representación de la corriente alterna recibe el nombre de “senoidal“ o “sinusoidal“, ya que representa la función seno. La curva completa conforma lo que se llama “período de la señal“ o “ciclo“, que está compuesta por dos semiciclos, uno de signo positivo y otro negativo. Claro está que la corriente invierte permanentemente su polaridad, razón por la cual no existe un polo positivo y uno negativo como ocurre con la corriente continua. Este es el caso de la alimentación hogareña de 220 V CA.

Aparece ahora un nuevo parámetro para definir a las señales de corriente alterna, que estará dado por la cantidad de repeticiones o ciclos que esta pueda presentar en el intervalo de un segundo: la frecuencia. Este valor se representa con la unidad Hertz (Hz) y lleva el nombre de su descubridor.

Si estamos en presencia de una corriente alterna que varía un ciclo completo en el intervalo de un segundo, hablaremos de una frecuencia de 1 Hertz (Hz). En el caso de la red domiciliaria, esta lleva una frecuencia en la República Argentina de 50 Hz (50 ciclos por segundo).

Continúa en: Los Sistemas de Comunicaciones (Clase 65)

Darío G. Fernández
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30/05/2024 by Instituto Superior de Navegación

Para los mas curiosos: Método del Pescador o de la “Epacta” (Clase 63)

Viene de: Puertos Secundarios y Tablas de Corrientes de Marea (Clase 62)

El movimiento de ascenso y descenso de las aguas era estudiado con minuciosidad por los primeros habitantes de las costas del Mediterráneo, quienes intentaban encontrar una explicación para la repetición de dicho fenómeno.

En los países escandinavos el movimiento de las mareas era atribuido al dios Thor; mientras que los árabes suponían que era producto del calor solar que, al calentar las aguas, las hacía elevarse. Los chinos, por su parte, aseguraban que el movimiento alternado de ascenso y descenso del mar era sin lugar a dudas la “respiración de la Tierra”. Otros pueblos del lejano oriente, en cambio, consideraban a las aguas como “la sangre de la Tierra” y suponían que las mareas eran su “pulso”. El mismísimo Galileo Galilei elaboró una teoría totalmente falsa para explicar el fenómeno. Supuso que el flujo y reflujo de las aguas del mar en un punto de la Tierra, era debido a un “movimiento inercial” producto de la aceleración y desaceleración de la misma, similar al movimiento de vaivén del agua en un recipiente que no se mueve con velocidad constante. No obstante ello, y aunque parece ser que ya un siglo antes de nuestra era se había logrado relacionar al efecto de la Luna y  el Sol con el movimiento de las masas de agua, fueron los más recientes (Kepler, Bacon y Scaliger, entre otros) los que admitieron definitivamente la causa.

Por aquella época apareció una publicación que revolucionó a la ciencia de la época: “Principios de la Filosofía Natural”. Su autor, Isaac Newton, dejó sentadas las bases que permitirían un estudio definitivo, aunque sus teorías respecto de las mareas no eran del todo correctas.

En el año 1738, Euler y Bernouilli, recibieron el premio de la Academia de Ciencias de París por algunos trabajos presentados sobre las mareas, basados en las teorías de Newton.

Cavalieri, a su vez, fue premiado por su “Teoría de los Vórtices”, teoría totalmente nueva y discordante con las anteriores y que, como se pudo comprobar tiempo después, era totalmente errónea.

En 1774, el físico Laplace comienza el estudio de las mareas basándose en la teoría newtoniana, pero aportándole un enfoque más dinámico. Luego de muchos años de trabajar sobre el tema, determinó que era imposible elaborar una fórmula matemática netamente analítica que explicara el fenómeno y que era necesario anexarle investigaciones prácticas.

Estableció una relación directa entre el comportamiento de las mareas y el movimiento de los astros, cuyos resultados se traducen en la formación de “ondas de marea” que se propagan en forma interminable, siguiendo las leyes del movimiento ondulatorio.

Posteriormente formuló los siguientes postulados:

a) Bajo la influencia de una fuerza de atracción rigurosamente periódica, el movimiento del mar guarda la misma periodicidad.

b) Entre ambos movimientos (fuerza de atracción y movimiento de las aguas) existe cierto defasaje. c) La amplitud del movimiento del mar es proporcional a la fuerza que lo genera.

A partir de entonces, muchos fueron los que sumaron grandes aportes para el perfeccionamiento de las teorías, análisis y predicciones. Entre ellos cabe destacar a Rusell, Lubbok, Scott, Bazin, y muy especialmente a Lord Kelvin (Sir William Thompson), creador entre otras cosas del célebre compás.

Método del Pescador o de la “Epacta”

Este método (antiguo y poco conocido por la mayoría de los navegantes), si bien es aproximado, nos permite averiguar con bastante certeza la hora en que se producirá alguna de las pleamares del día. Por consiguiente, a partir del resultado obtenido, podemos posteriormente calcular los horarios de los demás eventos del día, sumándole 6 horas aproximadamente a cada uno de ellos.

El método de la “Epacta”, como su nombre lo indica, se basa en obtener la edad de la Luna para la fecha deseada a partir de su epacta (edad de la Luna para el 1o de enero del año en cuestión).

El dato de la edad de la Luna para el 1o de enero (epacta) puede obtenerse sencillamente del Almanaque Náutico o bien en la página oficial del Servicio de Hidrografía Naval. Para no complicar demasiado las cosas con cuestiones astronómicas, téngase en cuenta que la epacta para el año 2006 es igual a 1, y que crece año a año en 11 (once) unidades. Por lo tanto:

Epacta (2006) = 1

Epacta (2007) = 1 + 11 = 12

Epacta (2008) 12 + 11 = 33. Como supera los 30 días, se procede a restar 30 al valor obtenido. Por lo tanto, la epacta para el 2008 será 3 (33 – 30).

Recuerde lo anterior si no quiere tener que averiguar año a año el valor de la epacta.

Ahora bien, lo que sigue es sumamente sencillo, sólo resta aplicar la siguiente fórmula:

Hora de la pleamar = { [ Epacta + (Nodel mes – 2) + día de la fecha ] x 4 } / 5

Resumiendo:

1) Se suma al valor de la epacta el número del mes menos 2.

2) Se suma al resultado obtenido el valor de la fecha del mes (número de días transcurridos desde el inicio del mes).

3) Se multiplica por 4 (cuatro) al valor obtenido en el punto anterior.

4) Se divide todo por 5 (cinco).

El resultado será un valor en horas y fracción. Al valor de las fracciones de hora deberemos pasarlo a minutos simplemente multiplicándolo por 60.

Si el valor obtenido en horas supera 24, sencillamente restamos 24 a dicho resultado. Hemos hallado la hora de paso de la Luna por el meridiano superior del lugar, lo que equivale aproximadamente a la hora en que se producirá la pleamar en altamar. Como seguramente voy a necesitar obtener la hora de la plea para un puerto determinado, habrá que sumarle al resultado obtenido el “Establecimiento de puerto medio” (E.p.)

Para aclarar las cosas, veamos un ejemplo:

• Se pretende averiguar el horario en el que se producirá la pleamar en el Puerto de Buenos Aires el 17 de diciembre de 2006.

Entonces: Epacta (2006) = 1 No del mes – 2 = 12 – 2 = 10

Sumamos ambos valores: 10 + 1 = 11

Sumamos el día del mes: 11 + 17 = 28

Multiplicamos por cuatro: 28 x 4 = 112

Dividimos por cinco: 112 / 5 = 22,4

Por lo tanto, el valor entero en horas será 22, y debemos pasar la fracción de horas a minutos:

0,4 hs. x 60 = 24 minutos

La hora de la plea en altamar para el 17 de mayo de 2006 será entonces:

22 hs. 24 min.

El establecimiento de puerto medio del Puerto de Buenos Aires es de 6 hs. 22 min. Sumamos ambos valores:

22 hs. 24 min. + 6 hs. 22 min. = 28 hs. 46 min.

Restamos 24 hs: Hora de la plea = 4 hs. 46 min.

Esta será la hora de una de las pleamares del 17 de mayo en el Puerto de Buenos Aires. Para averiguar los horarios de las bajas y las pleas que siguen, y dado que el día lunar tiene aproximadamente 24 hs. 50 minutos, simplemente habrá que sumar 6 hs. 12 min. al valor obtenido para conocer el siguiente evento de mareas:

Hora de la baja = 4 hs. 46 min. + 6 hs. 12 min.

Hora de la baja = 10 hs. 58 min.

Completando el cálculo, obtendremos los siguientes valores:

Plea = 4 hs. 46 min. Baja = 10 hs. 58 min. Plea = 17 hs. 10 min. Baja = 23 hs. 22 min.

Continúa en: Nociones sobre Señales Eléctricas (Clase 64)

Darío G. Fernández
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Puertos Secundarios y Tablas de Corrientes de Marea (Clase 62)

Viene de: Cálculo de la Altura de Mareas por medio de las Tablas de Interpolación (Clase 61)

Puertos Secundarios

La segunda parte de las Tablas de Mareas contiene una tabla para la predicción de las horas y las alturas de mareas de los puertos secundarios (Fig. 167). Se denomina puertos secundarios a aquellos cuyas localidades se encuentran relativamente cercanas a alguno de los puertos patrones (cuyas alturas de marea ya se han tabulado en la primera parte) y que sus variaciones responden, con algunas diferencias, a estos últimos.

En la figura No 167 puede verse por ejemplo que el puerto patrón “Puerto de Buenos Aires (Dársena F)” tiene como puertos secundarios a “Banco Chico” y “Punta Piedras”.

Para obtener las horas de las pleamares y las bajamares de un puerto secundario se deben aplicar las correcciones dadas en la columna “Hora”, con su signo, a las horas de las pleas y bajas del puerto patrón al que corresponde.

Para determinar las alturas deben aplicarse las correcciones tabuladas en la columna “Altura”, también respetando su signo.

A fin de obtener las alturas de mareas para un puerto secundario cualquiera, el procedimiento es muy sencillo:

• Se extraen los datos de marea del puerto patrón al que corresponde el puerto secundario para el día en cuestión.

• Se aplican las correcciones tabuladas en la “Tabla de Puertos Secundarios”.

• Se efectúa la interpolación para el instante deseado, por cualquiera de los métodos vistos, para estos nuevos valores.

Tablas de Corrientes de Marea

Como mencionábamos anteriormente, la cuarta parte de las Tablas de Marea contienen las predicciones de las estoas y de las máximas corrientes de marea para cada día del año (Fig. 168). Figuran además las intensidades y las direcciones de dichas corrientes. Por medio de una sencilla interpolación directa, puede conocerse el valor aproximado de la corriente de marea para un horario determinado.

Para los mas curiosos: Método del Pescador o de la “Epacta” (Clase 63)

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