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30/05/2024 by Instituto Superior de Navegación

Cartografía (Clase 7)

Viene de: Los diferentes métodos de navegación (clase 6).

El inicio de la navegación comercial trajo acarreada la necesidad de una representación fidedigna de la superficie terrestre, tanto más importante cuanto mayores eran las relaciones y el comercio entre países distantes. Así fue como se gestó una verdadera revolución en todo lo concerniente a la confección de mapas y cartas náuticas.

La carta náutica, herramienta indispensable a bordo de cualquier embarcación, es la representación fiel de un determinado sector de la esfera terrestre sobre un plano de papel y contiene información de vital importancia para la seguridad de la navegación. Además de las coordenadas geográficas de los distintos sectores del planeta, las cartas náuticas brindan una enorme cantidad de información, de suma relevancia para el navegante:

  • Declinación magnética del lugar.
  • Tipo de fondo marino.
  • Tipo de costa.
  • Boyas, faros y señales.
  • Profundidades.
  • Peligros para le navegación.
  • Accidentes geográficos.
  • Puntos notables de la costa.
  • Corrientes de marea.

Dado que resultaría prácticamente imposible memorizar la gran cantidad de información que se encuentra contenida en las cartas náuticas, el Servicio de Hidrografía Naval edita una publicación que contiene toda la simbología utilizada en las mismas. Esta publicación es la “H-5000” y es de uso obligatorio a bordo. Un ejemplo de algunos de los símbolos más utilizados pueden verse en el siguiente esquema.

Símbolos cartas náuticas H-5000

Las cartas náuticas pueden estar confeccionadas con diferentes escalas, en función de la relación que estas tengan con la verdadera magnitud del espacio que representan:

• Cartas de navegación oceánica: Son cartas que representan una gran porción de la superficie terrestre y se utilizan para la preparación y planificación de travesías oceánicas. La escala de dichas cartas pueden variar de 1:30.000.000 a 1:3.000.000.
• Cartas generales de navegación: Son utilizadas en navegaciones oceánicas extensas y van desde 1:3.000.000 hasta 1:200.000.
• Cartas de navegación costera: Se utilizan para realizar navegación costanera y cuentan con bastante información de puntos notables de la costa y probables peligros a la navegación. Van de 1:200.000 a 1:50.000.
• Cartas costeras particulares: Al igual que en el ítem anterior, se utilizan en navegación costera pero en zonas donde es preciso contar con mayor detalle (aproximación a puertos, accidentes geográficos de importancia, etc.). Van de 1:50.000 a 1:25.000.
• Cuarterones: Sirven para representar con gran detalle zonas muy pequeñas como puertos, radas, etc.

Darío G. Fernández
Director del ISNDF

Si desea realizar el curso de patrón de yate completo en nuestro instituto, puede contactarse con nosotros a través de nuestro teléfono Cel. (011) 15 5644-2888, o bien vía mail a secretaria@isndf.com.ar
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30/05/2024 by Instituto Superior de Navegación

Proyecciones Modificadas (Clase 11)

Viene de: La Proyección Cilíndrica (clase 10).

La mercatoriana es una proyección perteneciente al grupo de las modificadas y es una derivada de las cilíndricas. El célebre cartógrafo partió de la proyección cilíndrica centrográfica y la modificó sustancialmente. La base principal de dicha modificación se basa en que reemplazó al único cilindro por una serie infinita de ellos, cada uno de los cuales es tangente a lo largo de toda la superficie terrestre. Cada uno de los cilindros de la proyección mercatoriana, una vez desarrollados, solo tiene en cuenta el crecimiento de la escala de las latitudes, mientras que la separación de los meridianos se mantiene constante e idéntica a la correspondiente al cilindro tangente en el Ecuador.

Proyección Mercatoriana

Los triángulos ABC (considerado recto en C), CDE (considerado recto en E) y EFG (considerado recto en G) son el resultado de proyectar, desde el centro de la esfera, los puntos C, E y G sobre distintos cilindros, cada uno de los cuales es tangente a los puntos proyectados. Una vez sumados los distintos trozos de proyección se obtendrá una carta cuya representación gráfica es también conocida como “latitudes aumentadas”.

La fórmula matemática que resultó sería la base de la proyección mercatoriana y se utilizó por primera vez en una carta publicada en Duisburgo en el año 1569. Por ese entonces no se conocía con precisión el radio terrestre, por lo que dicha fórmula era válida solamente para una Tierra esférica. Por esa razón se consideró a dicha proyección dentro del tipo de las esféricas. Esto traía acarreadas algunas imprecisiones, las que fueron resueltas algunos años después, cuando la ciencia permitió conocer con exactitud el radio en los diferentes puntos de la Tierra. A partir de entonces fue introducido en la fórmula original un factor de corrección, a fin de suprimir los inconvenientes antes mencionados.

Dependiendo de la posición que ocupe el cilindro que se circunscribe a la esfera terrestre, la proyección resultante puede recibir diferentes denominaciones.

Proyección Mercatoriana Directa e Inversa

La mercatoriana vista con anterioridad, en la que el cilindro es tangente en el Ecuador, recibe el nombre de “proyección mercatoriana directa”. Esta es, sin lugar a dudas, la más empleada de todas las proyecciones. Cuando el cilindro es tangente a cualquier otro círculo máximo, recibe el nombre de “transversa”. Aquí puede darse el caso de que la tangencia sea con un meridiano cualquiera, proyección que llevará el nombre de “mercatoriana inversa”, o bien que la tangencia sea con cualquier otro círculo máximo. En este último caso la resultante recibirá el nombre de “proyección mercatoriana oblicua”.

La proyección mercatoriana inversa es útil cuando lo que se desea representar es una zona comprendida entre los polos, sin abarcar demasiada extensión en longitud. Pueden ser utilizadas también en navegaciones cercanas a cualquiera de los polos. En estos casos (latitudes altas) los meridianos presentarán una ligera curvatura, mientras que los paralelos se asemejarán a círculos.

Dentro de las proyecciones modificadas, la otra proyección muy utilizada es la azimutal equidistante, derivada de las proyecciones estereográficas. Dentro de esta categoría podemos encontrar las tres clases de gnomónicas vistas con anterioridad: polar, meridiana y horizontal, dependiendo de la posición del plano de tangencia.

La más común de todas es la carta con proyección azimutal equidistante polar, cuya ventaja fundamental reside en que en una sola carta puede representarse todo el globo terráqueo.

Proyección Azimutal Equidistante

En este tipo de proyección, los meridianos serán rectas concurrentes que convergerán en los polos, mientras que los paralelos serán círculos concéntricos separados, de manera tal de conservar sus distancias reales en la Tierra. De este modo, los círculos que representan a cada uno de los paralelos serán equidistantes entre sí, lo que da origen a la denominación de la proyección. La dificultad de este tipo de proyección es que sufre grandes deformaciones en la cercanía de los polos, tanto en ángulos como en distancia. Esta es en realidad una proyección calculada, ya que no surge geométricamente sino a partir de formulaciones matemáticas. Este tipo de proyección es utilizada, por ejemplo, en la representación de la esfera celeste que utiliza el identificador de estrellas conocido como “Star Finder No 2102”, o cualquier otro mapa celeste.

Continua en: Proyecciones Modificadas (clase 11)

Darío G. Fernández
Director del ISNDF

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30/05/2024 by Instituto Superior de Navegación

La Deriva (Clase 37)

Viene de El Abatimiento (Clase 36)

Como vimos con anterioridad, la deriva es el efecto que provoca la corriente sobre el desplazamiento de una embarcación; pero a diferencia del abatimiento, esta afecta no solo al rumbo que ésta sigue sino también a su velocidad. Esto puede comprobarse fácilmente si imaginamos a una embarcación que navega a 6 nudos sobre la superficie del agua, con una corriente que circula en su mismo sentido con una velocidad de 2 nudos. Como es obvio, el barco se estará desplazando sobre el fondo a una velocidad de 8 nudos. En adelante, a esta velocidad (sobre el fondo) la llamaremos “velocidad efectiva“ (Ve).

Los cálculos para determinar cómo afecta la corriente sobre el rumbo y la velocidad de una embarcación, deben hacerse en forma gráfica. Para ello deberemos conocer las dos magnitudes de la corriente que son: su dirección y su velocidad. Ambos datos vienen expresados en la Tabla de Mareas que edita anualmente el Servicio de Hidrografía Naval. Es muy importante tener en cuenta que tanto el valor de la velocidad de la corriente como su dirección son muy variables en el tiempo. La corriente a una hora determinada no será la misma que a la hora siguiente.

Veamos como calcular la derrota verdadera y la velocidad efectiva para una corriente determinada:

Ejemplo:

Una embarcación navega a un rumbo verdadero de 110° a una velocidad de 6 nudos, en una zona donde la corriente tiene una dirección de 170° y una velocidad de 2,5 nudos. ¿Cuál será la derrota verdadera y la velocidad efectiva? (estima directa).

1) Comenzaremos por graficar el desplazamiento del barco con un vector (Vp), cuya dirección sea de 110° y su longitud sea proporcional a la velocidad del barco (6 Nd). Aquí es imprescindible destacar algo de suma importancia: para graficar el largo de un vector, es decir su velocidad, puede utilizarse cualquier escala siempre y cuando se respete la misma para el resto de los vectores (velocidad del barco, velocidad de la corriente y velocidad resultante o efectiva) (Fig. 84.) Este gráfico puede realizarse directamente sobre la carta (sobre la rosa de los vientos o sobre algún sector apartado que no interfiera con la navegación). Puede utilizarse un “círculo de maniobras” (publicación que se vende en comercios de náutica a tal efecto) o sencillamente puede hacerse en cualquier hoja de papel (contando con los elementos de dibujo adecuados: reglas paralelas y compás).

2) A partir del extremo del vector “Vp” (velocidad propia) se dibujará el vector “Vc” que representará el desplazamiento de la corriente. Este vector deberá representar la dirección (170o) y velocidad de la misma (2,5 Nd.). Como dijimos, para dibujar este último deberá utilizarse la misma escala que se utilizó para el vector “Vp”.

3) Entre el origen del vector “Vp” y el extremo del vector “Vc”, se trazará un vector que representará la resultante entre ambos vectores, y será en definitiva el vector que surge de combinar la velocidad propia del barco (Vp) y la velocidad de la corriente (Vc). Este vector “Ve” (velocidad efectiva) indicará el rumbo real al que se desplazará la embarcación (Dv) por el ángulo que forma respecto del norte, y su velocidad estará dada por su longitud en función de la escala utilizada.

Del gráfico se desprende que la derrota verdadera (Dv) será de 125° y la velocidad efectiva de la embarcación (Ve) de 6,5 nudos.

Para la práctica de la estima inversa, es decir cuando se pretende determinar el rumbo a seguir a partir de una derrota verdadera a cumplir, el procedimiento será también inverso al anterior. Lo que aquí debe lograrse es averiguar a qué rumbo deberé gobernar mi embarcación para contrarrestar la corriente y cuál será la velocidad efectiva a la que navega la misma.

Ejemplo:

Si tenemos un barco que navega a 6 Nds de velocidad y debe concretar una derrota verdadera de 105°, ¿qué rumbo verdadero deberá llevar sobre el agua y cuál será su velocidad real si la corriente reinante tiene una dirección de 170° y 1,5 Nds de intensidad? (Fig. 85).

1) En primer lugar se trazará sobre el círculo una línea que represente la derrota verdadera que se desea seguir, en este caso 105o.

2) Desde el centro del círculo se traza el vector “Vc”, que representa a la corriente (170o) pero en sentido inverso al real (350o).

3) Desde el extremo del vector “Vc” se traza una paralela a la línea de la derrota a seguir.

4) Utilizando una escala cualquiera, se abre el compás a la medida de la velocidad propia (Vp), en este caso 6 Nds, y haciendo centro en el centro del círculo se corta a la paralela a “Dv” en el punto “A”.

5) Entre este punto obtenido (A) y el centro del círculo de maniobras se traza el vector “Vp”, del que se obtendrá el rumbo que se debe seguir para contrarrestar a la corriente, en este caso 86o. 6) La longitud entre el punto “A” y el extremo del vector “Vc” (utilizando la escala inicial) nos dará la velocidad efectiva (Ve) que llevará finalmente la embarcación: 6,3 Nd.

Gráficamente obtenemos que para seguir una derrota verdadera de 105°, si llevamos una velocidad de propulsión de 6 Nds, deberemos gobernar con rumbo verdadero de 86° y navegaremos a una velocidad efectiva de 6,3 Nds., si en la zona reina una corriente como la descrita anteriormente.

Ahora bien, la cosa no termina aquí, ya que para gobernar la embarcación a un rumbo verdadero de 86o (sobre el agua) habrá que determinar el rumbo de compás a partir de su desvío, del abatimiento sufrido y de la declinación magnética de la zona.

Para cerrar este tema, haremos a continuación dos ejercicios completos de cálculo de posición, uno por estima directa y otro por estima inversa, aplicando todos los conceptos vistos hasta aquí.

Ejercicio estima directa:

• A Hora bitácora 13:26 zarpamos desde “A”, Lat: 34o 27,800’ S y Long: 58o 46,200’ W, navegando con un rumbo de compás de 245o y una velocidad de corredera de 6,3 Nd. La declinación magnética de la zona es de 5 o E y el desvío de compás al rumbo establecido es de -4o. Se estima un abatimiento a estribor de 8o y una corriente de 1,6 Nd. de intensidad y cuya dirección es 190o. ¿Cuál será nuestra posición a Hora bitácora 14:10?

Calcularemos en primer lugar el rumbo verdadero teniendo en cuenta al abatimiento, es decir: el rumbo real sobre la superficie del agua. Para ello aplicaremos la fórmula:

Rv = Rc + Dc + dm + a Rv = 245o + (-4o) + (+5o) + (+8o) Rv = 245o – 4o + 5o + 8o Rv = 254o

Hecho esto, averiguaremos cómo afecta tanto en rumbo como en velocidad a la embarcación, aplicando el triángulo de deriva (Fig. 86):

1) En primer lugar grafico el vector que representa al desplazamiento del barco (Vp), con el rumbo verdadero calculado en el punto anterior (Rv = 254o) y cuya longitud represente a la velocidad de corredera (Vc = 6,3 Nd).

2) Acto seguido, trazo el vector representativo de la corriente (Vc) teniendo en cuenta su dirección (Dc = 190o) y su velocidad o intensidad (Vc = 1,6 Nd). 3) Por último, tal como habíamos visto anteriormente, unimos el origen del vector “VP” con el extremo del vector “Vc”, y obtenemos los siguientes resultados:

Dv = 241o Ve = 7,2 Nd

Hemos obtenido ya la derrota verdadera para trazar en la carta, procederemos ahora a determinar la distancia recorrida a la velocidad efectiva calculada gráficamente:

Tiempo de navegación = Hb2 – Hb1

Tiempo de navegación = 14 h 10 m – 13 h 26 m

Tiempo de navegación = 44 minutos Entonces:

D = VxT D = 7,2 Mn/60m x 44 m D = 5,28 Mn

Llevamos entonces a la carta el punto “A”, Desde allí trazamos la Derrota Verdadera (241o) y la distancia (5,28 Mn) calculados anteriormente, y graficamos el nuevo punto de estima (Fig. 87).

Las coordenadas del nuevo punto de estima de las 14:10 serán:

Lat = 34o 30,400’ S
Long = 58o 51,200’ W

Ejercicio estima inversa:

• Se pretende navegar desde el punto “A”, Lat: 34o 28,200’ S y Long: 58o 50,600’ W, hasta el punto “B”, con coordenadas Lat: 34o 27,800’ S y Long: 58o 46,800’ W.

Se zarpa desde “A” a hora bitácora 15:45, a una velocidad de corredera de 3,6 Nd, estimando un abatimiento a babor de 10o y una corriente de 1,2 Nd. de intensidad y 130o de dirección. La declinación magnética de la zona es de 6 o W y el compás presenta un desvío al rumbo establecido de +3o.

¿A qué rumbo de compás deberé gobernar para cumplir con la derrota? ¿Cuál será la hora de arribo al punto “B”?

En este caso el procedimiento es exactamente el inverso. En primer lugar ubicamos los puntos de salida y de arribo en la carta náutica y unimos ambos con una línea, que será la derrota ideal que se pretende cumplir (Fig. 88).

Una vez hecho esto se procede a obtener, por intermedio de las reglas paralelas o el talco, el valor de la Derrota Verdadera, que en este caso resulta ser de 83o. Se determina además, utilizando el compás de punta seca, que la distancia entre ambos puntos es de 3,5 Mn.

Dv = 83o D = 3,5 Mn.

Lo que sigue es averiguar cómo afecta la corriente a la derrota a cumplir. Para ello debe determinarse cuál sería el rumbo al que debería navegar el barco “sobre la superficie del agua” para que, al actuar el efecto de la corriente, la embarcación se desplace sobre la derrota verdadera deseada. Procederemos a trazar el triángulo de deriva (para estima inversa) que vimos anteriormente (Fig. 89).

1) Trazamos sobre el círculo la “Dv” que se desea seguir, es decir 83o.

2) Dibujamos ahora, desde el centro del círculo, el vector que representa a la corriente (Vc = 130o) en sentido inverso al real (Dirección 310o, Intensidad 1,2 Nd).

3) Desde el extremo del vector “Vc” se traza una paralela a la “Dv” (derrota a seguir).

4) Abrimos el compás a la medida de la velocidad propia (Vp = 3,6 Nds) y, haciendo centro en el círculo, intersectamos a la paralela a “Dv” en el punto “A”.

5) Entre el punto “A” y el centro del círculo trazamos el vector “Vp”, que representa el rumbo que se debe seguir (sobre el agua) para contrarrestar a la corriente (68o).

6) La longitud entre “A” y el extremo del vector “Vc” nos da la velocidad efectiva (Ve) a la que navega nuestro barco sobre el fondo marino (4,4 Nd.).

Hemos obtenido en forma gráfica que:

Rv = 68o Ve = 4,4 Nd.

Para calcular el rumbo de compás aplicamos la fórmula conocida:

Rv = Rc + Dc + dm + a Despejo “Rc” de la fórmula:

Rc = Rv – Dc – dm – a Rc = 68o – (+3o) – (-6o) – (-10o) Rc = 68o – 3o + 6o + 10o Rc = 81o

Hemos determinado el rumbo de compás al que se debe gobernar para cumplir la derrota establecida. Resta ahora calcular la hora a la que se arribará al punto deseado. Para ello contamos con los dos datos necesarios: la distancia entre ambos puntos (3,5 Mn) y la velocidad real a la que navega nuestra barco (Ve = 4,4 Nd).

Aplicamos la fórmula:

D = VxT Como lo que se pretende averiguar es el

tiempo de navegación, despejamos “T” en la fórmula:

T= D /V T = 3,5 Mn / 4,4 Mn/h T = 0,79 h

El resultado está expresado en horas. Para pasarlo a minutos multiplico por 60:

0,79 x 60 = 47 minutos y fracción.

Para conocer entonces la hora de arribo, simplemente sumo 47 minutos (tiempo de navegación para unir ambos puntos) a la hora de salida:

Hora de arribo = Hora de salida + Tiempo de navegación

Horadearribo=15h45m+47m

Hora de arribo = 16 h 32 m.

Lo que hemos hecho hasta aquí, es decir navegar entre dos puntos cualesquiera de la esfera terrestre a rumbo constante, recibe el nombre de “navegación loxodrómica”. Esto puede hacerse directamente de manera gráfica utilizando el procedimiento visto anteriormente: trabajando directamente sobre la carta náutica, y puede ser utilizado tanto para el método directo como para el inverso.

En el primer caso, y a partir de un punto conocido, trazamos el rumbo verdadero y la distancia navegada y obtenemos las coordenadas del punto de llegada.

En el segundo caso graficamos las coordenadas de dichos puntos (salida y llegada) y, lo que obtenemos directamente de la carta náutica, son el rumbo verdadero a navegar para unir dichos puntos y la distancia que los separa.

Este método es conocido como “estima gráfica”. Esto mismo puede hacerse sin la utilización de carta alguna y se conoce con el nombre de “estima analítica”. Para su aplicación es preciso recurrir a algunos principios básicos de la trigonometría. Puede resolverse también mediante el uso de tablas de cálculo denominadas “Tablas de Estima” y su aplicación se tratará junto con otros temas en el capítulo próximo.

Continua en: Conceptos de Ortodromia y Loxodromia (Clase 38)

Darío G. Fernández
Director del ISNDF

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El Sistema AIS (Automatic Identification System) (Clase 72)

Viene de: El Radar (Capitulo 71)

El sistema AIS es un sistema de difusión para buques que funciona en la banda marítima de VHF y puede procesar y proporcionar una enorme cantidad de informes, respecto de los buques que se encuentran navegando, y actualizándolos con una velocidad de hasta dos segundos.

El sistema permite que aparezca una marca, sobre una carta electrónica, de cada barco que se encuentra al alcance de la radio VHF, y puede a su vez indicar el rumbo y la velocidad de cada uno de ellos. El operador del equipo puede hacer “click” en cualquiera de las marcas, y el sistema brinda una enorme cantidad de información del barco seleccionado, como por ejemplo: nombre del barco, procedencia, destino, rumbo, velocidad, indicativo, número de registro, etc. Puede además disponerse de información adicional sobre maniobras, punto de acercamiento más próximo antes de entrar en colisión, tiempo restante para llegar a dicho punto, alarmas de proximidad, y todo ello con mayor precisión y detalle del que proporcionaría un radar convencional.

Al obtener toda esta información, el capitán de la embarcación puede contactarse por VHF con el buque directamente por su nombre, y también se pueden enviar y recibir mensajes por email.

El AIS fue aprobado por la Organización Marítima Internacional en el año 2002 con un calendario de implementación según las características de cada buque en particular, comenzando el 31 de diciembre de 2004. El AIS de tipo estándar es obligatorio para los buques sometidos al Convenio SOLAS con las siguientes características:

• Buques con arqueo bruto superior a 500 Gigatoneladas.

• Buques en viaje internacional con arqueo bruto superior a 300 Gigatoneladas.

• Todos los buques de pasaje, independientemente de su tamaño.

En la actualidad ya se han desarrollados equipos AIS de bajo costo para embarcaciones deportivas, aunque no es obligatorio su uso.

Para los más curiosos

En la actualidad, cuando se habla de navegación electrónica, se hace referencia casi con exclusividad al sistema GPS que, como dijimos, basa su funcionamiento en el principio de la triangulación. Este principio, en realidad, comenzó a usarse muchos años antes por sistemas de posicionamiento basados en la recepción de señales de radio emitidas desde estaciones terrestres o marítimas, fijas o móviles (radiofaros marítimos, estaciones de radiodifusión, radiobalizas de socorro, etc.) y que permitían obtener la posición de un barco en el mar.

Fue durante la Segunda Guerra Mundial que se desarrollaron rápidamente sistemas como el Radiogoniómetro, el Loran y el Decca, que requerían de complejas instalaciones terrestres interconectadas entre sí. Estos sistemas se basaban en la transmisión de las ya mencionadas “ondas de radio”. El primero de todos ellos en utilizarse de manera generalizada fue el Radiogoniómetro.

Algunos años más tarde, en 1959, el lanzamiento del satélite espacial estadounidense Vanguard demostró claramente que la utilización de señales de radio enviadas desde el espacio era sensiblemente más eficiente para situarse en el mar que las antiguas ondas de radio transmitidas desde Tierra. Las interferencias atmosféricas y la propia curvatura terrestre, que hasta entonces generaban ciertas dificultades y errores en el posicionamiento, ya no serían un inconveniente serio si se lograba colocar transmisores en el espacio que emitiesen señales codificadas a la Tierra de manera permanente. Por otra parte, este sistema lograría cubrir extensiones mucho mayores que las utilizadas hasta entonces, ya que sistemas como el Loran eran solamente operativos en el Hemisferio Norte. El precursor del GPS que hoy todos conocemos fue el sistema implementado por la NASA en el año 1965, conocido como “TRANSIT”.

El sistema Transit contaba con seis satélites que orbitaban a muy baja altura en zonas polares, razón por la cual su disponibilidad operativa no era permanente, y las tropas que utilizaban este servicio debían esperar algunas horas a que la posición de los satélites resultase favorable para obtener su situación geográfica, siendo el error típico del sistema cercano a los 250 metros.

Paralelamente, y por razones obvias, el gobierno Soviético había logrado desarrollar un sistema denominado “TSICADA”, de similares características al americano. Esto obligó al Departamento de Defensa de los Estados Unidos a desarrollar el proyecto que concluiría con el Global Positioning System (GPS) que hoy todos conocemos.

El proyecto preveía la puesta en órbita de 24 satélites capaces de brindar cobertura permanente y global (en todo el planeta). La empresa ganadora de la licitación fue la Rockwell, a la cual se le encomendó la construcción de 28 satélites, dotados cada uno de un reloj atómico. El primero de dichos satélites fue puesto en órbita en el año 1978, quedando operativo todo el sistema en el año 1983, exclusivamente con fines militares.

En el año 1984, un avión civil de la Korean Airlines fue derribado por la Unión Soviética cuando este, por error, invadió su espacio aéreo. Esto motivó al gobierno del entonces presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, a liberar el sistema de posicionamiento global al uso civil, aunque impuso ciertas restricciones en la precisión de los aparatos receptores, a fin de que el error de posicionamiento fuese mayor que el utilizado con fines militares. Por entonces, un GPS civil podía establecer la posición de un usuario con una precisión de hasta 20 metros.

A partir de la denominada “Guerra del Golfo”, en el año 1991, se puso en marcha el sistema denominado “GPS Diferencial”, que permitía lograr una exactitud en la situación de menos de 3 metros, aunque solo disponible con fines militares. Recién en el año 2000 el presidente Bill Clinton ordenó eliminar el error introducido en los relojes atómicos de los satélites, permitiendo su utilización sin restricciones al uso civil, lo cual desató un boom de crecimiento en la comercialización de dispositivos GPS en todo el planeta. En la actualidad, los equipos GPS se han incorporado tanto a las computadoras personales como a los teléfonos celulares, extendiéndose su utilización no solo a la navegación aérea y marítima, sino también al transporte terrestre.

Paralelamente al desarrollo de los sistemas de posicionamiento, las ondas de radio fueron útiles para coronar la invención de otro dispositivo sumamente útil en navegación: el Radar.

Los primeros experimentos con ondas de radio se deben al célebre físico alemán Heinrich Hertz, quien determinó que dichas ondas podían ser transmitidas y reflejadas por diferentes materiales, desarrollando además un método para medir su velocidad.

En realidad, todos los autores coinciden en atribuirle la invención del primer dispositivo de Radar al científico alemán Christian Hülsmeyer, quien en el año 1904 patentó su “Teleobiloscopio”. Este artefacto era capaz de detectar ecos provenientes de objetos a unos 4 kilómetros de distancia, utilizando los principios de las ondas electromagnéticas, enunciadas teóricamente por Maxwell y puestos en práctica por el mencionado Hertz.

El Teleobiloscopio fue ofrecido al uso marítimo, fundamentalmente después del hundimiento del Titanic, pero no generó el interés esperado y cayó en el olvido. Algunos años más tarde, los científicos británicos Appleton y Barnett y los norteamericanos Breit y Tuye, lograron medir la ionósfera terrestre utilizando un transmisor de ondas de radio.

La tecnología en la medición de distancias a través de ondas de radio se inició en Alemania en 1933, año en el que Hitler toma el poder, mientras que en 1934 los rusos logran por primera vez detectar aviones en un rango de 70 kilómetros. Pero es recién en el año 1935 que el sistema de Radar toma un impulso definitivo gracias a Sir Robert Watson Watt (físico y director del Laboratorio de Investigación de Radio), quien llevó a cabo el experimento “Daventry”. En dicho experimento, Watt demostró con éxito la detección de un avión por medio de un equipo de radio, a partir del cual se ordenó desarrollar un sistema de radar completo.

Este fue el puntapié inicial para la construcción de la primera red de radares llamada “Chain Home”, la que estuvo operativa a partir del año 1937 y cuya finalidad era la detección de aviones enemigos.

En realidad, el desarrollo del sistema de Radar de Watson Watt fue puramente accidental. En los días previos a la II Guerra Mundial, Robert Watson Watt y su ayudante, el físico Arnold Wilkins, se encontraban a cargo de la investigación de una nueva arma que sería utilizada en la guerra: el “rayo de la muerte”. La idea original de Watt era emitir una onda que permitiera elevar la temperatura de la cabina del piloto atacante a 41° C para dejarle incapacitado, algo que el propio Wilkins descartó por completo luego de efectuar numerosos cálculos. A pesar del fracaso, el hecho de que el rayo de la muerte no fuera posible, atrajo la idea de poder utilizar el principio para detectar aviones, a partir de lo cual se suscitaron una serie de hechos que culminaron con la invención del radar.

Otro campo en donde la electrónica aplicada a la navegación tuvo enorme importancia es el de las comunicaciones. Y es también en esa área, en la que el descubrimiento de las ondas electromagnéticas efectuado por el ya mencionado Heirnich Hertz fue de vital importancia. No obstante, la idea de utilizar ondas para transmitir mensajes entre dos puntos distantes entre sí no era nueva. Por entonces ya se utilizaba un dispositivo conocido como “heliógrafo”, que permitía transmitir mensajes a partir de un haz lumínico que se interrumpía obturando la fuente de luz, a fin de producir señales utilizando el código Morse. Es claro que las propiedades de las ondas de radio superarían ampliamente a las de la luz con el objeto de enviar mensajes, ya que a pesar de sufrir atenuaciones, éstas pueden ser fácilmente detectadas y amplificadas y tienen la facultad de propagarse a través de enormes distancias, cosa imposible de lograr a partir de rayos lumínicos. Pero para que su utilización fuese posible, hubo que esperar varios años hasta la evolución de la electrónica, ciencia a partir de la cual las radiocomunicaciones han crecido de manera simultánea.

Uno de los elementos clave en todas las transmisiones por radio fue la antena, y fueron varios los científicos que hicieron sus aportes en esa área. El mismo Hertz utilizaba un aro, muy similar a las antenas circulares de los radiogoniómetros, para detectar la radiación electromagnética en sus experimentos. En el año 1879, el científico David Edward Hughes pudo comprobar que su antena detectaba señales de radio procedentes de un dispositivo emisor de chispas, que había ubicado a unos cien metros de distancia.

Años más tarde, el físico inglés Oliver Joseph Lodge, perfeccionó el método creado por Hughes y diseñó un dispositivo al que denominó “cohesor” que detectaba mucho mejor las ondas de radio que el creado por Hughes.

En el año 1896, el célebre Guglielmo Marconi, consigue mejorar y perfeccionar el cohesor, al iniciar sus experiencias conectándolo con osciladores de chispas y antenas rudimentarias. Ese mismo año logra transmitir señales desde una distancia de 1.600 metros, lo que le posibilita conseguir su primera patente inglesa. Un año después, en 1897, logra establecer una comunicación desde la costa con un barco en alta mar a unos 30 kilómetros de distancia de la base transmisora, mientras que en el 1899 establece la primera comunicación comercial entre Inglaterra y Francia.

A partir de principios del siglo XX (1901 – 1902) ya había logrado efectuar con éxito comunicaciones permanentes de un lado a otro del Atlántico, y eran frecuentes las transmisiones entre buques y estaciones en la costa. Esto le valió el Premio Nobel de Física en el año 1909.

A partir de allí fueron perfeccionándose las comunicaciones, introduciéndose mejoras técnicas tanto en las antenas como en los transmisores y receptores, siendo el punto de inflexión más importante en el avance de las radiocomunicaciones el descubrimiento efectuado por el inglés John Fleming, a partir del invento de Thomas Alba Edison: la válvula electrónica.

La válvula electrónica fue sin dudas el gran descubrimiento de la época, y su construcción ha ido paulatinamente desarrollándose a medida que se utilizaba con distintos fines (osciladores, amplificadores, etc.), logrando mejorar enormemente la calidad en las comunicaciones. A mediados del siglo XX se produce el hito que revolucionaría definitivamente la electrónica, y con ella las radiocomunicaciones: el descubrimiento de los semiconductores (transistores). Su invención ha sido de vital importancia para lograr equipos mucho más pequeños, livianos y transportables, además de reducir enormemente los consumos de energía eléctrica.

De allí hasta nuestros días, la evolución en los sistemas de comunicación ha sido vertiginosa.

Darío G. Fernández
Director del ISNDF

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30/05/2024 by Instituto Superior de Navegación

El Radar (Clase 71)

Viene de: Los Sistemas de Posicionamiento (Clase 70)

El término “Radar” proviene del acrónimo inglés Radio Detection and Ranging (detección y medición de distancias por radio). Los dispositivos de Radar se utilizan fundamentalmente para medir distancias, direcciones y velocidades de cualquier objeto, tanto sea estático como móvil (barcos, aviones, vehículos terrestres, etc.).

El Radar basa su principio de funcionamiento en la medición del tiempo que tarda la emisión de un pulso de radio en rebotar en el objetivo y regresar nuevamente al emisor. Para ello se vale de dos sencillos fenómenos físicos: el Eco y el Efecto Doppler.

Eco: Del mismo modo que si fuese un sonido, una onda electromagnética que se propaga por el aire y choca contra un objeto hace que una parte de su energía sea absorbida y que otra parte rebote hacia la fuente emisora. El tiempo que tarda en regresar al emisor y las características de la señal reflejada sirven al radar para calcular la posición, distancia y velocidad del objeto detectado.

Efecto doppler: El efecto doppler consiste en la aparente variación de frecuencia de una onda cuando el emisor de la misma se encuentra en movimiento respecto de quien la recibe. Cuando el emisor de dicha onda electromagnética se mueve acercándose al receptor, la frecuencia de la onda recibida será mayor que la frecuencia emitida. Si por el contrario, la fuente de ondas se mueve en dirección contraria (alejándose) del receptor, la frecuencia recibida será proporcionalmente menor. El ejemplo característico es el del sonido del motor de un auto que cruza por delante de nosotros: Al aproximarse, el sonido se hace más agudo (aumenta la frecuencia); mientras que cuando se aleja, se hace más grave (disminuye la frecuencia).

Las ondas electromagnéticas normalmente viajan a través del espacio en línea recta y a velocidad constante, más precisamente a la velocidad de la luz (300.000 kilómetros por segundo). Dichas ondas se reflejan sobre superficies conductoras; por lo tanto, si las ondas reflejadas retornan al punto de emisión de las ondas, se puede establecer que han encontrado algún obstáculo en su trayectoria de propagación.

Principio de funcionamiento

La antena de radar emite una señal de radio, generada por un transmisor de alta potencia. Dicha señal choca contra un blanco u objeto, el cual la refleja y es captada por un receptor altamente sensible. La onda reflejada captada por la antena se denomina “eco”.

La figura 193 muestra el esquema de funcionamiento básico de un radar y sus partes componentes:

Transmisor: Es el encargado de generar los impulsos de radiofrecuencia de alta potencia para que la antena radie al espacio.

Duplexor: Su función es la de alternar la utilización de la antena entre el transmisor y el receptor, de modo que solo sea necesaria una única antena para el funcionamiento del sistema. Este switching es imprescindible para evitar que la alta potencia de los pulsos generados por el transmisor dañe a la unidad receptora.

Receptor: Demodula y amplifica las señales de radiofrecuencia captadas por la antena y las convierte en señales de video para enviar a la pantalla.

Antena: Tiene una doble función. Una de ellas es la de convertir la energía eléctrica generada por el transmisor en ondas electromagnéticas y luego radiarlas al espacio. La otra se vincula al proceso inverso, es decir a captar las ondas reflejadas (ecos) y enviarlas al receptor para luego ser presentadas en la pantalla.

Pantalla: Presenta al usuario una interfaz visual fácilmente comprensible de los 360o del horizonte y de la posición de los blancos detectados por el radar.

Si bien son muchas las utilidades que puede ofrecer un radar, las dos funciones primordiales con que cuenta son las siguientes:

Determinación de la distancia a un blanco: La distancia a un objeto cualquiera se establece utilizando como referencia el tiempo que tarda la señal de radiofrecuencia emitida en chocar contra el objeto y regresar al receptor. Dado que la velocidad a la que se desplaza la onda es conocida (velocidad de la luz), la distancia al objeto en cuestión es fácilmente deducible aplicando la fórmula:

D = Co  x T/2

Donde:

• “D“ es la distancia al blanco a medir.

• “C0“ es la velocidad de la luz o constante de propagación.

• “T“ es el tiempo que tarda la señal en viajar desde el radar y regresar al receptor.

Debido a que la señal de radiofrecuencia viaja hasta el objeto y tiene que regresar, el tiempo medido es el doble que tarda en llegar al mismo. Por esa razón, el valor de “T” se divide por dos en la fórmula para que el cálculo sea correcto.

Determinación de la demora o marcación a un blanco: El radar puede determinar con máxima precisión el ángulo formado entre la dirección al objetivo y la línea proa-popa de la embarcación (Marcación), así como también permite establecer el ángulo formado entre la dirección al objeto y el punto cardinal Norte (Demora). En ambos casos utiliza la direccionalidad de la antena como referencia, es decir midiendo la dirección en la que la antena apunta cuando recibe el eco.

A los efectos de determinar la “Marcación”, el radar no necesita de información adicional, ya que solo se requiere medir el ángulo entre el objeto y la línea de crujía, habiendo establecido esta última al momento de la instalación de la antena.

Para establecer la “Demora”, en cambio, el radar requiere la información precisa del punto cardinal Norte. Para ello, los sistemas modernos llevan a cabo esta tarea por medio de una conexión externa (interfaz) a alguno de los sistemas GPS de la embarcación.

Operación del radar

La operación básica del radar resulta relativamente sencilla y no presenta demasiados inconvenientes. Describiremos a continuación algunos de los controles con los que cuenta un radar convencional (Fig. 194):

• encendido (Power): Tecla para encender/apagar el equipo. Dado que el sistema tarda en comenzar a estar operático, y debido a que el mayor consumo lo produce la antena giratoria, la mayoría de los radares cuenta con la función “Stand by” que permite mantener el radar encendido pero con la antena inmóvil, a fin de reducir el consumo eléctrico.

• Ganancia (Gain): Ajusta la sensibilidad del receptor a fin de que regular la intensidad de los ecos presentados en la pantalla. El mismo debe ser calibrado de modo tal de lograr que se vean los ecos de objetos reales en la pantalla con la debida nitidez, pero evitando ecos falsos y ruido producto de olas e interferencias. Un ajuste muy bajo provocará la pérdida de ecos reales, mientras que un ajuste excesivo producirá un enmascaramiento de los ecos verdaderos entre imágenes de rebotes no deseados. Los radares modernos cuentan con ajuste automático de ganancia.

• Brillo: regula la intensidad de iluminación de la pantalla.

• Contraste: El control de contraste actúa de modo similar al de un televisor o monitor convencional, atenuando o aumentando la diferencia entre blancos y negros.

• Sea Clutter: En condiciones de mar con olas de importancia, las mismas provocarán el rebote de las ondas de radio, generando ecos no deseados en la pantalla del radar. Para disminuir este efecto, el control “Sea Clutter” actúa atenuando la ganancia en las proximidades del buque en forma gradual (cuanto más cerca del buque, mayor será la atenuación). De esta forma se reducen los indeseados “retornos de mar”. Un ajuste excesivo de este control puede provocar la desaparición de ecos reales en las cercanías de la embarcación.

• rain Clutter: Este control permite reducir la sensibilidad del receptor en aquellas zonas donde detecta lluvias excesivas. Un exceso en el ajuste del mismo puede provocar, al igual que el caso anterior, pérdida de recepción de ecos reales.

• eBL – electronic Bearing Line (Línea de dirección electrónica) (Fig. 195): Esta función permite generar una línea desde el centro de la pantalla (posición del barco) hasta la periferia. Dicha línea puede ser movida barriendo la pantalla hacia la derecha o izquierda por medio del “control del cursor”. Deteniendo la línea en un eco determinado, se puede medir el ángulo formado entre dicho eco y la proa (marcación) o bien respecto del Norte (demora). El radar de la figura No 194 permite trazar dos EBL simultáneamente.

• VrM – Variable range Marker (Anillo de distancia Variable) (Fig. 196).: El VRM es un anillo circular, con centro en la posición del buque, cuyo diámetro puede ser ajustado por medio del “control del cursor”. Ampliando o disminuyendo el anillo hasta hacerlo coincidir con cualquier blanco en la pantalla, puede medirse la distancia al mismo. El modelo de la figura 194 permite abrir hasta dos anillos en forma simultánea.

• rango: Los controles de rango permiten aumentar o disminuir la escala de la pantalla del radar, de manera tal de definir la distancia al anillo exterior de la misma. Los valores usuales son 0.25, 0.5, 0.75, 1.5, 3, 6, 12 y 24 millas náuticas.

La pantalla puede configurarse según dos presentaciones básicas que son “Proa Arriba” o “Norte Arriba”. Cuando se establece la configuración “Proa Arriba” la línea que sale del centro de la pantalla hacia arriba establece la dirección de la proa de la embarcación, y la misma permanece fija. De este modo, la presentación es la más real en cuanto a la posición que el barco adopta en relación al horizonte. Los objetos y las direcciones a los mismos estarán referidos a dicha línea (marcaciones).

Si el operador ha establecido el radar en modo “Norte Arriba”, la pantalla se orientará con el punto cardinal Norte en la parte superior. La línea proa-popa ya no permanece fija sino que se moverá siguiendo los cambios de rumbo del buque, y las direcciones a los ecos estarán referenciadas respecto del Norte (demoras).

Existe una tercera configuración denominada “Rumbo Arriba”, que como su nombre lo indica, presenta la línea del rumbo verdadero en la parte superior, aunque no es muy utilizada.

Los radares modernos permiten una amplísima variedad de funciones adicionales no tratadas en este volumen por cuestiones de espacio. Los de última generación permiten incluso superponer imágenes de radar con las cartas vectoriales de la zona en pantallas LCD a todo color.

Continúa en: El Sistema AIS (Automatic Identification System) (Clase 72)

Darío G. Fernández
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