Viene de Construcción de la Tabla de Desvíos (Clase 26)
1. USO DEL GPS. Este es en realidad el método más sencillo para el principiante, aunque no el más preciso. Consiste simplemente en navegar a rumbos diferentes, tomando nota de los rumbos verdaderos que indica el GPS y los rumbos que marca el compás para, posteriormente, efectuar los cálculos de los desvíos como vimos con anterioridad. El problema de este método reside en que sólo debe llevarse a cabo cuando estemos seguros de que no existen corrientes de marea ni abatimiento que afecten nuestro rumbo verdadero de la proa. En este caso, sería conveniente llevar adelante el procedimiento en una dársena o espejo de agua.
2. ENTRE SEÑALES MARÍTIMAS (Fig. 67). Lo que se hace en este caso es navegar entre dos señales marítimas, o desde una situación conocida hacia una de ellas.
Para ello es preciso contar con la carta náutica de la zona a navegar, midiendo sobre la misma los rumbos verdaderos necesarios para unir dichos puntos. Una vez hecho esto se navega desde una de las señales hacia la otra, tomando nota de la indicación del compás. Tengamos en cuenta que ya estamos contando con dos rumbos verdaderos dado que, al navegar de regreso, el rumbo verdadero será igual que al de ida con diferencia de 180o.
3. DEMORAS A PUNTOS NOTABLES
(Fig. 68). Aquí se parte de una situación conocida que bien puede ser una señal marítima, o bien puede obtenerse situándose en la carta por ángulos horizontales, demoras simultáneas o simplemente con el GPS. A partir de allí se trazan las demoras en la carta y se obtienen sus valores verdaderos. Cabe aclarar que, como repetiremos a lo largo de este libro, una demora es el ángulo formado entre la visual a un punto y el Norte, lo que en Argentina se conoce con el nombre de Marcación. Una vez en el agua, se navegará poniendo proa a dichos puntos notables, tomando nuevamente nota de los rumbos de compás para cada nueva demora. Téngase en cuenta que la demora a un punto es equivalente al rumbo que se debería llevar para arribar a dicho punto.
4. ENFILACIÓN CON UNA BOYA (Fig. 69). Este no sea tal vez un método muy ortodoxo dado que, para llevarlo a cabo, es preciso amarrarse a una boya fondeada con ese objeto, cosa no demasiado habitual. De contar con tal posibilidad, o bien con la de tomarnos a un pilote o muerto (cuya posición conocemos o figura en la carta), la idea sería bornear con nuestro barco en torno al mismo, tomando la mayor cantidad de enfilaciones posibles respecto de puntos notables o señales marítimas. La única complicación a tener en cuenta es que, para que las enfilaciones sean precisas, el cabo que nos une con el objeto debería tener una longitud considerable (al menos 50 mts.). Por supuesto que, al igual que en los casos anteriores, se trazarán sobre la carta dichas enfilaciones y se comprobará la indicación del compás en cada caso. Nótese que, de ser posible emplear este método, en nada nos afectará la intensidad y dirección de la corriente de la marea, ni siquiera el viento reinante, ya que el barco no se encuentra navegando sino al borneo.
5. ENFILACION ENTRE PUNTOS NOTABLES DE LA COSTA (Fig. 70). Este sería tal vez el procedimiento más sencillo, dado que sólo se necesita navegar manteniendo el rumbo del barco sobre la línea de la enfilación, cosa que visualmente resulta muy fácil. Para la obtención del rumbo verdadero sobre la carta sólo será necesario unir los puntos notables trazando la enfilación y medir el ángulo respectivo. Aquí el problema reside en que no siempre contamos con la cantidad de enfilaciones que se necesitan para cubrir todos los rumbos que se requieren para una buena compensación.
6. POR MARCACIONES RECÍPROCAS. Otro sistema complejo pero que puede ser utilizado, consiste en enviar a un tripulante a tierra con una pínula o compás de marcación. A determinadas señales previamente convenidas (o comunicados por radio), la persona que se encuentra en tierra toma una demora al barco mientras
que éste navega en su dirección, tomando nota de la lectura del compás. El principio aquí utilizado es que una pínula, convenientemente alejada de componentes metálicos, puede considerarse sin desvíos. Por esa razón, puede compararse la lectura obtenida en la pínula con la que se obtiene del compás sin cálculos adicionales: la diferencia entre ambas lecturas será en definitiva el desvío del compás. Lo único que debe tenerse en cuenta es que la demora obtenida en la pínula es exactamente opuesta al rumbo que navega el barco, es decir con 180o de diferencia. Ejemplo: si la demora magnética tomada con una pínula (desde algún lugar en tierra y a un barco que navega en esa dirección) es de 45o, el rumbo magnético al que navega el barco es 225o (45o + 180o). Este sistema puede resultar muy efectivo si contamos con una pequeña isla o una plataforma que nos permita navegar a su alrededor, ya que podremos tomar demoras en todos los rumbos. Es posible también hacer esto mismo dejando un tripulante en un bote fondeado ya que, como se trata de una comparación entre demoras, carece de importancia que la referencia no sea un punto fijo.
7. POR AZIMUT DE ALGÚN ASTRO. Este es el método más complejo debido a que, para llevarlo a la práctica, se precisa contar con conocimientos de navegación de altura. De hecho, lo primero que se necesita calcular es el azimut del astro elegido para el instante en que se piensa efectuar la corrección. Este método es realmente útil sólo para aquellos compases de rosa plana (visible los 360o), dado que nos permite tomar acimutes (demoras) en todos los rumbos respecto del astro. En los compases de mamparo esto se dificulta bastante. Algunos de los grandes compases con que cuentan los buques de porte, vienen provistos de alidadas rebatibles que permiten tomar acimutes a los astros o demoras a puntos notables. En el caso de que ese astro fuese el sol, esto puede hacerse simplemente visualizando la sombra que la alidada del mismo proyecta sobre la rosa de los vientos, determinando así la lectura.
Algunas aclaraciones:
Para efectuar la lectura del rumbo de compás, a fin de utilizarla en el cálculo del desvío, es importante mantener el barco navegando al rumbo elegido durante al menos diez o quince segundos, a fin de que dicho rumbo pueda establecerse correctamente en el compás.
Téngase en cuenta que donde dice “demora” debe leerse “marcación” y viceversa, debido a que en nuestro país ésa es la nomenclatura utilizada.
Salvo algunas excepciones, la mayoría de los sistemas aquí descriptos no serán de utilidad para compensar o levantar la tabla de desvíos en todos los rumbos, por lo que es recomendable combinarlos como mejor se adapten a nuestras necesidades.
Continua en: Historia del Compás y Los inicios de la declinación magnética (Clase 28)
Darío G. Fernández
Director del ISNDF
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