Viene de Primeras experiencias en el desvío del compás (Clase 29)
Para todo navegante, la correcta medición y cómputo del tiempo tiene una importancia superlativa en muchísimos de los aspectos que hacen a la navegación propiamente dicha. No por nada, la invención del cronómetro marino a manos de John Harrison en el siglo XVIII, provocó una verdadera revolución en los métodos utilizados hasta el momento, sobre todo en aquellos que hacían al cálculo de la longitud.
El poder determinar con precisión el tiempo de navegación entre dos puntos hará que sea posible calcular, a partir de la velocidad del buque, la distancia recorrida entre ambos. Algo fundamental a los efectos de llevar una buena estima. El conocer las variables del tiempo lunar (retardo diario) permitirá al navegante determinar entre otras cosas, los horarios aproximados de las mareas del día siguiente.
Saber que son y como afectan los consabidos husos horarios, facilitarán enormemente la navegación entre diferentes longitudes.
El poder conocer en todo momento la hora del meridiano de Greenwich, será clave cuando se pretenda utilizar cualquier publicación de uso internacional, como por ejemplo el Almanaque Náutico.
En resumen, el conocimiento del tiempo es algo tan importante como la determinación del rumbo o la velocidad.
Hoy en día la medición del tiempo resulta sumamente sencilla ya que todos, en mayor o menor medida, tenemos acceso a algún tipo de reloj en nuestra vida cotidiana. Pero en la antigüedad cuantificar el tiempo no era algo simple ya que, al ser un abstracto, no era fácil encontrar un patrón para medirlo correctamente. Para ello se recurrió entonces al movimiento de los astros, que durante milenios había regido las actividades del hombre.
Dado que los astros tienen un movimiento periódico que se repite incesantemente, para cuantificar el tiempo puede utilizarse alguno de ellos: la Luna, el Sol o bien alguna estrella. La unidad de medida queda entonces definida por dos pasos consecutivos del astro elegido por el meridiano del lugar. Así, si utilizamos como astro de referencia a la Luna, el “Día Lunar” será el intervalo de tiempo transcurrido entre dos pasos consecutivos de ésta, por el meridiano del observador. Si empleamos el mismo concepto tomando como referencia al Sol estaremos definiendo el “Día Solar”, mientras que dos pasos consecutivos de una estrella definen el “Día Sidé- reo”. Esta claro entonces que el día queda establecido por el movimiento de rotación terrestre, pero aquí aparece la primera complicación: a pesar de que la velocidad de rotación terrestre, si bien posee ciertas variaciones, puede considerarse constante respecto de los astros, las velocidades relativas de los astros, respecto de nuestra posición en la Tierra, no lo es. Por esa razón, el día solar, el lunar y el sidéreo no tienen la misma duración. Veamos esto en detalle:
Supongamos, a los efectos de iniciar nuestro análisis, que en un determinado momento la Tierra, la Luna, el Sol y una estrella cualquiera, se encuentran alineados entre sí (Fig. 71).
Si todo el sistema se encontrase inmóvil, al efectuar la Tierra una vuelta completa sobre su eje, un observador ubicado en determinado sector de la Tierra, volvería a encontrar a todos los astros en la misma posición. Recordemos que el “Día Solar” queda definido como el período comprendido entre dos pasos consecutivos del Sol por el meridiano del observador. Por lo tanto, el tiempo que tarda la Tierra en dar un giro completo respecto del mismo es de 24 horas. Ahora bien, sabemos que la Tierra se desplaza a lo largo de su órbita (movimiento de traslación) describiendo una vuelta completa en 365,25 días. Si para un giro completo (360º) se tarda 365,25 días, podemos afirmar que se está moviendo a razón de casi 1º por día. Por otra parte, la Luna efectúa un giro completo de traslación alrededor de la lí- nea Tierra-Sol en 29,5 días. Del mismo modo es fácil deducir que avanzará en su órbita aproximadamente 12º diarios (360º / 30 días = 12º). En el esquema de la figura 72 se puede apreciar que, 24 horas después del estado inicial, la Tierra habrá avanzado 1º en sentido directo sobre su órbita, mientras que la Luna hará lo propio a razón de 12º. Por lo tanto, el observador que se encuentra en un determinado punto de la superficie terrestre ya no verá a los tres astros en línea, sino que verá pasar a la estrella en primer lugar, al Sol en segundo término y por último, mucho tiempo después, a la Luna. Dicho de otro modo, para el mismo observador, el pasaje de las estrellas se adelantará 1º por día, mientras que la Luna pasará por el meridiano de éste 12º más tarde.
Si nos interesa saber cuanto a cuanto tiempo equivalen estas diferencias, el cálculo es muy sencillo: Si la Tierra da una vuelta completa (360º) respecto del Sol en 24 horas, para rotar 1º más se tomará 4 minutos:
360º _______1.440 min. (24 hs.) 1º ____1º x 1.440 min. / 360º = 4 min.
Esto quiere decir que 1º equivale a 4 minutos de tiempo solar, por lo tanto, si la Luna avanza 12º por día, entonces:
12º = 12 x 4 minutos = 48 minutos.
Las conclusiones son sencillas:
• Como vimos, la Tierra tarda 24 horas en efectuar una rotación completa respecto del Sol. Esto define al “Día Solar” como el tiempo transcurrido entre dos pasajes consecutivos del Sol por el meridiano del lugar.
• Las estrellas pasarán por el meridiano del observador 4 minutos más temprano que el Sol cada día. Definiremos entonces al “Día Sidéreo” como el período de tiempo transcurrido entre dos pasos consecutivos de una estrella por el meridiano del observador. El día sidéreo es, por lo tanto, equivalente a 23 horas y 56 minutos (4 minutos menos que el solar).
• La Luna se retrasará respecto del Sol aproximadamente 48 minutos diarios (tiempo conocido como “retardo lunar”). Esto define al “Día Lunar” (tiempo que transcurre entre dos pasajes de la Luna por el mismo meridiano) en 24 horas y 48 minutos. El retardo lunar (aproximadamente 50 minutos diarios) es el causante del retardo diario en la producción de las mareas, tema que se tratará en profundidad en el último capítulo.
Los valores vistos hasta aquí son solo aproximados y se han redondeado a fin de explicar la idea de manera sencilla.
El concepto Tiempo
Cuando hablamos de tiempo, es preciso distinguir dos aspectos bien distintos: instante e intervalo. Cuando nos referimos al “instante”, estamos dando cuenta de la fecha exacta en que ocurrió un determinado evento (por ejemplo día y hora en que aconteció un nacimiento); mientras que, cuando hablamos de “intervalo”, lo hacemos para señalar el tiempo que transcurrió entre dos instantes (tiempo transcurrido entre la fecha del nacimiento y la fecha
actual: edad). Como ya dijimos, la unidad “Día” depende de la rotación terrestre, mientras que el “Año” depende del movimiento de traslación. El “Mes” se encuentra relacionado con el movimiento de traslación de la Luna alrededor de la Tierra, mientras que la semana guarda relación directa con la cantidad de días que tarda la Luna en completar cada una de sus fases. El día se divide en 24 horas, cada una de las cuales se compone de 60 minutos, y estos a su vez se subdividen en 60 segundos cada uno. Estas últimas unidades (hora, minuto y segundo) son arbitrarias, ya que no guardan relación alguna con fenómenos astronómicos.
Continua en: Tiempo Solar Verdadero y Tiempo Solar Medio (Clase 31)
Darío G. Fernández
Director del ISNDF
Si desea realizar el curso de patrón de yate completo en nuestro instituto, puede contactarse con nosotros a través de nuestro teléfono Cel. (011) 15 5644-2888, o bien vía mail a secretaria@isndf.com.ar
Aprenda a navegar con nosotros, lo llevaremos a buen puerto!