Viene de: Curso de Timonel – La posición de las velas (clase 7).
Si en un día de absoluta calma nos movemos hacia adelante a una determinada velocidad, recibiremos una brisa en la cara cuya intensidad dependerá de la velocidad con la que avancemos. Este “viento generado” por nuestro movimiento, en combinación con el “viento real” existente, dará lugar a lo que llamamos “viento aparente”. Este resultará de la suma o resta vectorial de ambas fuerzas y será, ni más ni menos, el que utilizará nuestro barco para propulsarse.
Si estuviésemos avanzando contra un viento de 5 nudos a una velocidad de igual magnitud, recibiríamos en nuestra cara un viento aparente de 10; mientras que si navegásemos a la misma velocidad con igual viento pero esta vez por la popa, nuestro viento aparente sería nulo y tendríamos la sensación de estar en un día de “calma chicha”, aun existiendo “viento real”.
En el esquema de la figura vemos una embarcación navegando con un viento por el través. La combinación entre el viento generado por el desplazamiento del barco (VP) y el viento real existente (VR) dará lugar al viento aparente (VA), cuyo ángulo de incidencia respecto de la línea de crujía de la embarcación será menor que el ángulo con el que incide el viento real. Concretamente, el viento aparente siempre se recibe desde un poco más a proa que el real. Nótese además que la magnitud de este último resulta sensiblemente menor que la del viento aparente (VA > VR). Si estuviésemos navegando en popa, se daría el caso inverso (VA < VR).
Continua en: Curso Timonel – Los Rumbos (clase 9).
Darío G. Fernández
Director del ISNDF
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