Viene de: Curso de Timonel: Primeros Auxilios I (clase 30)
Mareo
El mareo o cinetosis es un trastorno muy común entre las personas que navegan y se origina a partir de las diferentes informaciones que recibe el cerebro desde los distintos sistemas receptivos. El oído percibe el movimiento de vaivén producto del oleaje. La vista, por su parte, no acusará dicho movimiento en el caso de estar concentrada en un punto fijo (el interior del barco, lectura, etc.). Esta diferencia de información llega al cerebro y el sistema nervioso central activa el centro de la náusea.
No existe una cura comprobada a este mal y solo se pueden conseguir algunos paliativos para las personas que lo sufren. A tal efecto se dan una serie de recomendaciones útiles a seguir antes y después del mareo. Antes de iniciar una travesía:
- Cenar o almorzar de manera liviana el día anterior.
- Descansar bien.
- No ingerir bebidas alcohólicas.
- Evitar las infusiones como té, café y mate.
- No desayunar en exceso pero hacerlo. No es conveniente salir con el estómago vacío.
- De padecer este mal, ingerir alguna de las drogas indicadas para contrarrestarlo: Dramamine (Dimenhidrinato), Aeromar (Escopolamina), etc.
Durante el viaje:
- No fumar.
- Tomar mucho aire puro, respirando lenta y profundamente.
- Permanecer en los lugares donde el barco se mueva menos y en lo posible siempre en cubierta.
- Evitar ingresar al interior de la cabina si no es absolutamente necesario.
- Mantener contacto visual permanente sobre el horizonte.
- No tratar de enfocar la vista (cartas náuticas, instrumentos, libros, etc.) y no utilizar largavistas.
- Mantener el estomago ni demasiado lleno ni demasiado vacío, ingiriendo alimentos que sean de fácil digestión.
Una vez mareado:
- Verificar los puntos anteriores y tratar de ver qué se puede corregir.
- Dedicarse a alguna tarea útil a bordo que no requiera concentración visual (timonear, llevar una escota, etc.)
- Si se producen vómitos, retirar los elementos de ortodoncia.
- Si el mareo persiste y se agrava: acostar al paciente en la cucheta, abrigarlo y procurar que duerma. Suministrar líquidos en cuanto se pueda.
Inhalaciones Tóxicas
Algunas de las causas que pueden provocar intoxicación o asfixia por inhalación de humos tóxicos son: incendios, monóxido de carbono emanado por combustión deficiente, escapes de gas natural, etc. Este tipo de envenenamiento induce un sueño lento que, de persistir, puede provocar la muerte.
Para tratar a una persona que ha sufrido una intoxicación por humo tóxico:
- Situarla en un lugar alejado de la zona de peligro, donde pueda respirar aire puro.
- Controlar las constantes vitales.
- Asegurar la permeabilidad de las vía aéreas.
- Si no respira, iniciar respiración artificial.
- Evaluar permanentemente manteniendo el calor corporal, hasta tanto pueda ser llevada a un centro asistencial.
Shock hipovolémico
El shock hipovolémico es un estado grave de trastorno circulatorio que ocasiona una disminución importante del riego sanguíneo en la periferia del cuerpo
Siempre que se produzca una herida grave, se corre el riesgo de que el paciente entre en shock. Los síntomas más característicos son: palidez, intranquilidad, baja presión, pulso débil y extremidades sudorosas o frías. Toda persona que esté inconsciente puede con frecuencia estar sufriendo un shock. Puede ocurrir también que el paciente esté conciente pero que no tenga la capacidad de responder.
El tratamiento que debe recibir una persona que entró en shock o que está en peligro de hacerlo consiste en:
- Suministrar oxígeno y mantener el cuerpo caliente.
- Suministrarle toda el agua que el paciente solicite.
- La posición más adecuada para estos casos es cabeza abajo, con la misma a una altura de 15 cm. debajo de los pies.
- Iniciar de ser preciso la reanimación cardiopulmonar (RCP).
Paro cardíaco
Si el corazón se detiene, no se detectará sonido en la auscultación, se habrá detenido la circulación de la sangre y no se percibirá pulso. La vida de una persona que sufre un paro cardíaco se extinguirá en minutos si no se actúa con rapidez.
Las causas que pueden producir un paro cardíaco son: lesiones, enfermedades, intoxicaciones, fuertes traumatismos en la zona precordial, aplastamiento de la caja torácica, shock eléctrico, etc. El único tratamiento posible frente a un paro cardíaco consiste en aplicar la reani-mación cardiopulmonar (RCP)
Reanimación cardiopulmonar (RCP)
La reanimación es un conjunto de maniobras que se realizan para asegurar el aporte de sangre oxigenada al cerebro cuando fallan los mecanismos naturales. Estas maniobras deben ser llevadas a cabo si se detecta la ausencia de una constante vital como el pulso, la respiración o ambas juntas. Este conjunto de maniobras debe ejecutarse de manera ordenada y rápida, a la vez que debe chequearse perfectamente que la persona a la que se le va a aplicar la reanimación, no respire o no tenga pulso. Aplicarle RCP a un paciente que tiene pulso o respira podría resultar fatal, acarreándole lesiones internas severas e incluso la muerte.
Es importante en primera instancia valorar el estado de conciencia de la víctima, para lo cual preguntaremos si nos escucha y cómo se encuentra. Puede acompañarse el procedimiento sacudiéndole los hombros o pellizcándola. Si la víctima no responde, se procederá a chequear su respiración y su pulso. Para lo primero se acercará un lateral de la cara a la boca y nariz de la víctima, procurando oír o sentir en la mejilla si el individuo respira. Desde esta posición es a su vez más sencillo detectar si hay movimiento respiratorio de tórax y abdomen. Para lo segundo, se intentará localizar el pulso en cualquiera de las arterias carótidas situadas en el cuello, a ambos lados de la nuez. Para ello se utilizarán dos o tres dedos descartando el pulgar, ya que este tiene pulso propio.
Para iniciar un RCP deberá prepararse a la víctima colocándose a la altura de los hombros, quitando del pecho la ropa y objetos que pudieran molestar para la maniobra (collares, cadenitas, etc.). Se colocará al paciente acostado sobre un plano duro, boca arriba y con los brazos a los costados del cuerpo.
Respiración artificial
Una vez comprobada la falta de respiración de la víctima, se colocará una mano en su frente, la que empujará hacia abajo, y otra en su nuca, que empujará hacia arriba a fin de estirar el cuello, elevando la mandíbula. Esta maniobra conocida como hiperextensión se utiliza para estirar la base de la lengua y facilitar el ingreso de aire en los pulmones del paciente. Una vez hecho esto se efectuarán dos insuflaciones de aire seguidas, pegando los labios herméticamente a la boca de la víc- tima y obstruyendo la nariz con los dedos índice y pulgar de la mano ubicada en la frente. No retirar nunca la mano de la nuca salvo en caso que sea preciso abrir la boca del paciente.
Al insuflar aire se deberá chequear que se eleve el tórax y no el abdomen del paciente. De suceder esto último, el aire insuflado estará yendo al estómago en lugar de a los pulmones. En este caso se deberá corregir la postura del accidentado. Una vez efectuadas las dos insuflaciones, se chequeará el pulso. Si este existiese, se continuará con la respiración artificial a ritmo de 1 insuflación cada 5 segundos. Si la víctima carece de pulso, se comenzará con el masaje cardíaco externo.
Masaje cardíaco externo
Consiste en comprimir el corazón entre el pecho y la columna vertebral, cargando el propio peso sobre el tercio inferior del esternón de la víctima. Este punto se ubica aproximadamente unos dos o tres dedos por encima de donde comienza el esternón sobre el sector medio del pecho del paciente. Esta es la zona donde se realizarán las compresiones, la cual deberá quedar completamente desnuda y libre de sujetadores, cadenas, etc.
La maniobra consiste en colocar el talón de una mano sobre la zona de compresión y sobre la primera, la segunda mano con los dedos entrelazados, los brazos rectos y perpendiculares al pecho de la víctima. Una vez hecho esto, se dejará caer el peso propio con el fin de hacer descender el tórax unos centímetros. Las compresiones deberán ser secas y rítmicas, contando 15 de ellas seguidas, luego de las cuales se volverán a dar dos insuflaciones rápidas y de nuevo 15 masajes externos.
Cada conjunto de 2 insuflaciones y 15 masajes se denomina “ciclo de reanimación con un socorrista”. Si los reanimadores son dos, el ciclo será de 1 insuflación y 5 masajes. Una “secuencia” es el conjunto de 4 ciclos completos de reanimación. Al final de 1 secuencia, se verificará si el pulso se ha hecho presente. Si el pulso retorna, se valorará la respiración como se ha descrito anteriormente.
Botiquín de primeros auxilios
A modo de ejemplo, se detalla el contenido de un botiquín completo de primeros auxilios para una embarcación que realiza navegaciones oceánicas, con una tripulación de 6 miembros:
- 8 vendas triangulares de 9 x 13 cm.
- 2 vendas elésticas de 10 cm. de ancho.
- 2 vendas comunes de 10 cm. de ancho.
- Alfileres de gancho.
- 1 lata de gasa.
- Tela adhesiva común de 1 cm. de ancho.
- 1 termómetro.
- 1 paquete de algodón.
- Apósitos protectores.
Medicamentos:
- Analgésico potente: Tramadol.
Dosis: 50 mg. cada 4 a 6 horas. - Analgésico común: Paracetamol.
Dosis: 1 a 2 comprimidos cada 4 a 6 horas. - Antiespasmódico: Buscapina, gotas.
Dosis: 30 a 40 gotas cada 6 horas. - Antibacterianos: Amoxilina, comprimidos 1 g.
Dosis: 1 comp. cada 8 horas. - Hipertensores: Effortil, gotas.
Dosis: 15 gotas cada 4 horas o según respuesta. - Antiácidos: Aludrox, jarabe.
Dosis: 2 cucharadas en cada comida. - Antialérgico: Loratadina, comp. 10 mg.
Dosis: 1 comp. cada 24 horas. - Evacuante intestinal: Cáscara sagrada, comprimidos.
Dosis: 1 a 2 comp. por día. - Antidiarreico: Estreptocarbocaftiazol, comprimidos.
Dosis: 1 comp. cada 4 a 6 horas. - Anticinetósico: Dramamine, comprimidos.
Dosis: 1 comp. 1 hora antes de iniciar el viaje. - Antiséptico: Pervinox (solución, jabón).
Tranquilizante: Octanil, comprimidos 3 mg.
Dosis: 1 comp. cada 12 horas.
Este extenso capítulo sobre seguridad, nos da una pauta bastante completa sobre todas las cosas que podrían evitarse actuando con la debida prevención. Nuestro próximo capítulo estará centrado en el conjunto de leyes que regulan la navegación por ríos, lagos y mares. Conocerlos en su conjunto y comprenderlos en profundidad, es también una forma de prevenir accidentes y de contribuir a la seguridad.
Continua en: Curso de Timonel: Tratado del Río de la Plata y su frente marítimo (clase 32).
Darío G. Fernández
Director del ISNDF
Si desea realizar el curso de timonel completo en nuestro instituto, puede contactarse con nosotros a través de nuestro teléfono Cel. (011) 15 5644-2888, o bien vía mail a secretaria@isndf.com.ar
Aprenda a navegar con nosotros, lo llevaremos a buen puerto!