Viene de: Incendios (clase 23).
Uno de los accidentes más graves que puede ocurrir a bordo de un barco es que un tripulante caiga al agua. Si bien esto puede resultar hasta divertido en un día de sol y fondeados en un lugar apacible, puede a su vez convertirse en una pesadilla si llegase a ocurrir durante un temporal o si es de noche. Por esta razón y para que ello no ocurra es imprescindible tomar todos los recaudos del caso.
Si se navega con mal tiempo, es preciso que todos los tripulantes de cubierta lleven colocados el chaleco salvavidas y el arnés de seguridad. Debe además tenerse preparado el salvavidas circular con su correspondiente boya de autoencendido por si llega a ser necesario. Si a pesar de las precauciones mencionadas ocurriese el hecho, se debe obrar con la mayor celeridad y eficacia posible. El capitán a cargo o quien observe el accidente dará la voz de “HOMBRE AL AGUA” mientras que se arrojan salvavidas y boya de autoencendido. El timonel se dispondrá rápidamente a ejecutar la maniobra de rescate y el resto de la tripulación se preparará para subir a bordo al accidentado. De contar con una buena cantidad de personas a bordo, es importante que una de ellas se ocupe de no perder de vista al caído en ningún mome to. Si el accidente ocurriese de noche, arrojar algunas bengalas con paracaídas ayudará a iluminar la zona. Debería además, si se presume que el rescate puede ser dificultoso, contactarse por VHF con el servicio guardacostas de la zona y dar aviso de inmediato, a fin de que colaboren en las tareas de rescate.
Las maniobras a efectuar para aproximar la embarcación hasta el lugar donde la persona ha caído al agua pueden ser diversas y dependerán en gran medida de las condiciones climáticas reinantes. Describiremos algunas maniobras posibles para embarcaciones a motor.
Maniobra de hombre al agua
Cuando se efectúa la maniobra de hombre al agua navegando a motor, se debe prestar absoluta atención al peligro que representa la hélice de la embarcación y el chorro de agua. Es preciso además que la aproximación final se haga a velocidad reducida para evitar golpear al caído con el casco. Poner el motor en «Para», pero no detenerlo, ya que podría necesitarlo para algún ajuste de último momento. Un procedimiento sencillo y eficaz consiste en dar todo el timón hacia la banda por donde cayó el accidentado, a fin de separar la hélice del mismo, y continuar gobernando en círculo hasta que la persona en el agua se encuentre a unos 40º de la proa. Acto seguido se detendrá el motor y se dirigirá la proa hacia el caído, gobernando el tramo final solamente con el timón y procurando que el accidentado quede ubicado respecto de la embarcación del modo que sea más sencillo para subirlo a bordo.
Otra maniobra conocida, aunque muy poco utilizada en embarcaciones de placer por su complejidad, consiste en dar todo el timón a la banda por donde cayó la persona (igual que en el caso anterior) hasta que el barco haya variado su rumbo en aproximadamente 70º. En este punto, se cambia todo el timón a la banda contraria hasta navegar en el sentido opuesto al que se navegaba. Si la maniobra es efectuada correctamente, el barco regresará al lugar exacto donde ocurrió el accidente. Valen aquí las mismas recomendaciones que en el caso anterior.
Continua en: Señales visuales y señales acústicas (clase 25).
Darío G. Fernández
Director del ISNDF
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