Viene de: Remolque (clase 22).
Cuando un incendio es declarado a bordo se está en presencia de uno de los peligros mayores que puedan acontecer en un barco. Es por esa razón que deben extremarse al máximo las precauciones a fin de evitar que esto ocurra. Pero si a pesar de todos los cuidados el hecho igual se manifestase, entonces debería obrarse con la rapidez y eficacia necesaria como para evitar que el fuego se propague. Si un pequeño incendio no es dominado a tiempo, puede hacer peligrar seriamente tanto a la tripulación como al propio barco.
Será menester fundamental de cada tripulante conocer a fondo la mecánica de los incendios: cómo se originan, sus causas más comunes, cómo se los combate y cuáles son los materiales combustibles. Así, llegado el caso, habrá de ser más factible evitar que el incidente pase a mayores.
El tetraedro de fuego
Hasta hace no mucho tiempo se creía que la llama era el resultado de un complicado proceso químico en el que intervenían solo tres componentes:
- Un material combustible (plástico, madera, etc.).
- Un agente comburente (oxígeno).
- Temperatura de ignición.
Por esa razón, para explicar el proceso de formación de incendios se hablaba del “triángulo de fuego”. En la actualidad se sabe con claridad que para que se origine fuego es necesaria la presencia de un cuarto componente: la reacción en cadena. Esto da lugar a lo que llamaremos el “tetraedro de fuego”.
Para que se produzca fuego es necesaria la presencia de los cuatro elementos. Sin uno solo de ellos, la llama no es posible. Será cuestión entonces, iniciado el foco de fuego, de eliminar alguno de los cua- tro para extinguir así el incendio.
Inicio del incendio
Los materiales combustibles pueden clasificarse en tres grupos: Sólidos, líquidos y gaseosos. Como en casi todos los casos el incendio comienza con una chispa, el material combustible necesario para que éste se inicie generalmente se encuentra en estado líquido o gaseoso. Una pequeña chispa no podrá encender jamás un trozo de madera o el material plástico de nuestra embarcación, pero será muy efectiva a la hora de encender combustible líquido o gaseoso.
Otro de los riesgos a tener en cuenta es el de explosión. Es importante saber que el material combustible sólido o líquido no puede explotar, ya que solamente los gases pueden hacer tal cosa (tanque de combustible vacío, garrafas de gas, etc.). Las causas que con mayor frecuencia ocasionan incendios son las siguientes:
- Pérdidas de gas en garrafas.
- Acumulación de gases en el compartimiento del motor.
- Pérdidas de combustible.
- Averías en el sistema eléctrico.
- Fumadores desaprensivos.
- Acumulación de estopa o trapos embebidos con aceite, gasoil o nafta en la sentina.
- Puesta a punto defectuosa del motor.
- Escasa ventilación en habitáculos de baterías, motor y depósito de combustibles.
- Excesiva suciedad en el motor y sus accesorios.
Para tener en cuenta: Un tanque de combustible vacío tiene mayor riesgo de explotar que uno lleno. La unión entre los gases del combustible y el oxígeno producen una mezcla altamente explosiva. Se debe mantener permanentemente ventilada la zona de depósitos de combustibles, así como también la del compartimiento del motor antes de poner en marcha este último. Dicho cuidado, sobretodo, deberá extremarse cuando se trate de un motor naftero.
Debe cerrarse siempre la llave de la garrafa inmediatamente después de apagar el quemador de la cocina. Nunca en sentido inverso. Es muy importante extremar las precauciones cuando se cocina, manteniendo siempre vigilancia mientras el fuego permanece encendido.
Las fallas en el sistema eléctrico de los barcos son la causa de muchos de los incendios a bordo. Es preciso chequear periódicamente la instalación haciendo un recorrido exhaustivo por fusibles, terminales, conexiones, etc.
Clases de incendio
- Clase A: Son producidos por sustancias sólidas como maderas, plásticos, cartones, papel, trapos, etc. El mejor agente extintor para este tipo de incendio es el agua, ya que reduce la temperatura del objeto que se encuentra en combustión.
- Clase B: Son los que se originan en productos líquidos o gaseosos tales como nafta, kerosene, gasoil, aceite, etc. Estas sustancias poseen menor densidad que el agua, razón por la cual pueden permanecer encendidas sobre su superficie. La manera más eficaz de extinguir estos incendios consiste en depositar sobre la superficie algún gas no comburente, como puede ser el nitrógeno o el anhídrido carbónico (gases que forman sobre el líquido en combustión una barrera aislante que le resta oxígeno). También se utilizan los matafuegos a base de polvos químicos o espumas. Por supuesto que no debe usarse agua, ya que solo contribuiría a expandir el fuego.
- Clase C: Se ubican dentro de este grupo los incendios producidos en equipos eléctricos que se encuentran en funcionamiento, por lo que debe utilizarse algún agente extintor que no sea conductor de la electricidad. Se utilizan en este caso sustancias como el gas carbónico y los polvos químicos.
- Clase D: Este tipo de incendio es improbable que se produzca a bordo de alguna embarcación deportiva, ya que es el causado por algunos metales como el sodio y el magnesio. Por esta razón no se aborda el tema.
Métodos para combatir un incendio
Los elementos más comúnmente utilizados para extinguir incendios son: el agua, el dióxido de carbono, la espuma química, los agentes halogenados y el polvo. El agua es el agente más eficaz y económico para combatir un incendio de materiales sólidos, no siendo indicada para incendios clase “B” o “C”. Como ya se vio anteriormente, no debe arrojarse agua sobre líquidos en combustión porque lo único que se lograría de ese modo es extender el incendio. Tampoco debe usarse agua como elemento extintor en incendios clase “C” debido a que la misma es buena conductora de la electricidad.
Al arrojar agua sobre el fuego, ésta se evapora por el calor del mismo. Dicho vapor desplaza entonces al oxígeno, sofocando así al foco. Tiene además un efecto enfriante sobre el material combustible.
Una sustancia que sirve para tratar incendios de tipo “B” o “C” es el gas carbónico. Este actúa como elemento sofocante, desplazando el oxígeno de la superficie del incendio. No es recomendable para llevar a bordo, dado que tiene poco poder sofocante y se necesitaría un matafuego de gran tamaño. Los agentes halogenados son los mejores elementos contra el fuego debido a su elevado poder sofocante y a que dejan escasos residuos después de su aplicación. No se utilizan a bordo por su alto grado de toxicidad.
El matafuego más apto para llevar en una embarcación deportiva es el de polvo. Los mismos contienen polvo químico y un gas inerte a presión. Esta clase de matafuegos si bien es útil para todo tipo de incendios, es el más apto para los de clase “C”. La limpieza de la zona afectada, una vez utilizada la carga del matafuegos, resulta relativamente sencilla.
Si se produce un incendio a bordo es fundamental actuar con máxima rapidez, dirigiendo el chorro del matafuego a la base del foco y utilizándolo siempre a favor del viento. Es preciso además maniobrar con la nave de modo de dejar el incendio a sotavento (si el fuego es a proa, se debe poner la popa al viento). De ser preciso continuar navegando, debe hacerse a la mínima velocidad posible para evitar generar viento aparente.
Si el incendio se produce en puerto, debe maniobrarse con la embarcación de manera que el foco del incendio se oriente hacia donde produzca el menor daño posible. Además, deberán desamarrarse los barcos vecinos. En caso de que no se logre atenuar el fuego, habrá que soltar amarras y remolcar al barco en llamas hacia afuera.
Téngase en cuenta que la manera más eficaz de combatir un incendio a bordo es evitar que el mismo ocurra, por ello la importancia de una correcta prevención.
Continua en: Hombre al agua (clase 24).
Darío G. Fernández
Director del ISNDF
Si desea realizar el curso de conductor náutico completo en nuestro instituto, puede contactarse con nosotros a través de nuestro teléfono Cel. (011) 15 5644-2888, o bien vía mail a secretaria@isndf.com.ar
Aprenda a navegar con nosotros, lo llevaremos a buen puerto!